Como ciudadana, educadora y militante libertaria en diferentes colectivos autogestionarios me solidarizo con la compañera Mónica Sonzini, con su humanidad, sensible y potente al accionar en rebelión contra el poder que oprime a jóvenes trabajadores, estudiantes, desempleados, provenientes de sectores populares, como de todo otro/a joven violentado/a por la Policía y por prácticas judiciales aberrantes.
Pregunto: ¿dónde se manifiesta la locura creativa o perversa? ¿En las prácticas de denuncia de la violación a los derechos humanos o en los mecanismos de dominación jurídicos y policiales que producen tal violentación?
Se criminaliza la protesta social, lo dan cuenta los presos políticos de esta democracia formal.
Se judicializa al ciudadano de los sectores populares como víctima de un código de faltas injusto e irracional.
Se psiquiatriza el pensamiento y la voz de una educadora que forja pubertades y adolescencias críticas y tiernas, retrotrayendo y actualizando el Siglo XVIII y XIX, donde la Psiquiatría dominante se instalaba y permanecía como dispositivo de saber-poder, disciplinario y científico sobre las subjetividades resistentes a ordenamientos conservadores de apropiación de los sujetos.
Se vende la noticia, ahora, como castigo ejemplificador y como estrategia del poder mediático donde se expresan los grupos de poder.
Si éste es el terrible costo que deben pagar los colectivos ciudadanos, con sus vidas en el encierro o en la marginalidad, en la estigmatización:
Pregunto: ¿por qué quienes imparten justicia en Villa María no dictaminan sobre los más de veinte crímenes impunes, tampoco sobre autorías intelectuales de atentados mafiosos a ciudadanos sindicalistas o Fiscalía en servicio o ante robos del erario público?
La locura perversa como política de un no saber de la Justicia excede a las personas reales y concretas, las sobredetermina, sin minimizar la responsabilidad que le cabe a cada uno/a en el rol que desempeña dentro de las instituciones del sistema capitalista- democrático integrado, y dentro de sus aparatos ideológicos y represivos del Estado.
Se está a tiempo para transformar lo injusto en justo, la figura del mal por la ética del bien, el silenciamiento y la complicidad por las denuncias a los culpables con juicio y castigo, el egoísmo y la indiferencia por las utopías de bien común y la solidaridad, la locura perversa por la locura creativa y libertaria. Es la búsqueda de una posición ante la vida, y la vida siempre es con otros/as diferentes y semejantes.
Licenciada Derna Evis Montero
Integrante de la VACAP Villa María
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