Escribe
Juan José Coronell
Especial para EL DIARIO
Caminiaga tiene sus orígenes en los asentamientos precolombinos, más específicamente en las comunidades de Caminegues. Aunque como ocurre en todos estos lugares que venimos recorriendo, la presencia de los españoles ayuda a entender más de su historia. Y -en este lugar en particular- fue una estancia la que constituyó a Caminiaga en un polo de desarrollo en el norte de la provincia.
Se convirtió en parte del Camino Real - recorrido de las empresas fundacionales en la etapa colonial- un trazado sobre el cual se fueron formando los centros urbanos donde descansaban los viajeros y se cambiaban sus mulas.
Siendo parte del camino que se conectaba con el Alto Perú, se convirtió en una de las postas más importantes, como Villa Tulumba, destino que ya hemos abordado, entre otros.
Así, se nos presenta Caminiaga, un poblado de tierras rojizas que se organiza con su epicentro que es su famosa plaza. Lo que parece simple en su caracterización, resulta complejo para conocer el origen de su nombre. Hay quienes creen que el nombre deriva de caminegua, que significaría “lugar del valle”. Para otros, Caminiaga tendría el significado de “gran valle” y, por último, están quienes sospechan del término cami-ini-aha que sería “lugar del pueblo del valle”.
No se sabe si el nombre deriva de un cacique o un pueblo; de lo que estamos seguros es que la herencia de los pueblos primitivos se deja notar por doquier.
Sus atractivos
Este pueblo, como otros, se mantuvo en pie por el ferrocarril desde principios del Siglo XX, y hoy en día se especializa en la agricultura y la ganadería.
Aunque, claro está, no es menos importante el incipiente turismo hacia el lugar, porque como veremos posee unos cuantos atractivos que se suman al cálido trato de los vecinos, las costumbres bien arraigadas y su río que se ha convertido en la mejor compañía de este terruño.
Además, sus características geográficas aumentan la belleza del lugar.
Caminiaga se caracteriza, por otra parte, por un clima agradable, con inviernos frescos y fríos y veranos cálidos con frecuentes precipitaciones, especialmente en verano y otoño.
Cuenta también con una vegetación clásica serrana, donde predominan talas, molles y algarrobo, entre otras especies arbóreas.
Entre sus atractivos más importantes se encuentra su capilla, construida en el Siglo XIX sobre la base de la primera que fue hecha en 1716. Esta se conoció gracias a documentos del Capitán Félix, quien la nombraba en el mismo año.
En Caminiaga nos encontraremos también con la Gruta de las Vírgenes, ideal para los fieles que se acercan a la zona durante todo el año. Hacia ella se llevan a cabo las peregrinaciones con antorchas que son acompañadas por los habitantes de las localidades vecinas y agrupaciones gauchas.
En la Casa Histórica podemos tener nuevo contacto con la historia y corrernos desde allí hasta la plaza del pueblo, que se encuentra muy cerca. Esta casa fue la inspiración para la pintura del famoso pintor Fernando Fader “Solcito en Caminiaga”.
El pueblo, como ya mencionamos, cuenta con la compañía de su río Pisco Huasi. Así, le otorga a la localidad además de una zona fértil y húmeda, la posibilidad de recibir muchos turistas en tiempos de verano para disfrutarlo y dejarse llevar por su vegetación serrana.
En el lugar se pueden comprar artesanías tradicionales y los productos de frambuesas que realizan los microemprendedores del lugar.
La gente que se llega hasta el lugar lo hace generalmente entre el 24 de enero y el 2 de febrero por la fiesta patronal en honor a la Virgen de la Candelaria.
El Diario Viajero los invita a no esperar hasta esa fecha para visitar Caminiaga. Porque van a conocer un lugar maravilloso y único.
Porque realmente van a disfrutar la vida del lugar.
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