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Juan José “Pepe” Montes durante su charla con EL DIARIO |
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Dos sujetos armados y a cara descubierta irrumpieron ayer, alrededor de las 12.30, en el local comercial del Mercado del Vino, ubicado en la esquina de Santiago del Estero y San Martín, propiedad de Juan José Montes, más conocido por todos sus clientes y amigos, simplemente como “Pepe”, el anfitrión de ese ya tradicional negocio familiar que lleva dieciséis años de puertas abiertas al público.
“Yo estaba en el depósito y al mostradorlo atendían dos empleados: Ríos, a quien todos conocen, y una chica que había empezado a trabajar hoy (por ayer). Pobre, a la tarde no vino, estaba muy mal, muy nerviosa”, comienza contando Pepe, quien no ahorra detalles a la hora de contar lo ocurrido.
“Eran dos, tenían pistolas y les corrían el cerrojo, en forma amenazante, aunque creo que no estaban cargadas. Vestían ropas de trabajo, manchadas con pintura, y yo pensé que podía ser algún policía amigo que me hacía una broma. ‘Tirate al suelo y dame la plata’, me dijo uno. ‘Qué suelo’, le dije y ‘¿acá venís a buscar plata?’. ‘¡¿Cómo?! me dijo el tipo. Entonces le pregunté: ‘¿Es en serio?’; ‘¡Claro!’ me contestó. Pero yo no perdí la calma en ningún momento. Me tiré al suelo y les pedí que no me hicieran nada en las piernas, porque me duelen mucho, por la diabetes”, explicó a EL DIARIO el comerciante.
“Mientras uno me apuntaba a mí, el otro le apuntaba a los empleados, a un repartidor y a un viajante cordobés: Claudio Alberto Gómez. También había dos clientes: una nena de 12 años y un muchacho de 18”, continuó Montes y detalló: “Bueno, nos sacaron el dinero a nosotros y al viajante y se fueron”, explicó Pepe, quien confió que no los maltrataron. “Todo el tiempo mantuvieron la calma; no se pusieron nerviosos para nada”, precisió.
Pepe Montes, quien en dieciséis años de puertas abiertas a la clientela es la primera vez que es víctima de un asalto a mano armada, tiene la corazonada de que hubo alguien que lo entregó, pero es algo que no se puede demostrar.
Aparentemente, una de las horas predilectas de los delincuentes para salir a robar y asaltar, es precisamente el mediodía, cuando los móviles policiales están afectados a las custodias de los bancos. Vecinos y comerciantes consideran que ha llegado el momento de redoblar la seguridad propia y casera a esa hora en que la Policía está ocupada en otros menesteres.
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