Transcurría el año 1811 cuando Bernardino Rivadavia fundaba la primera compañía de seguros en la convulsionada y naciente República Argentina. No obstante, existe un hecho histórico que se remonta al 7 de noviembre de 1796 cuando se constituyó - antes de la revolución de Mayo - la primera Compañía Colonial del Seguro en Buenos Aires que se llamó “La Confianza”. Transcurrieron muchas décadas que dieron forma y vigor a una actividad creciente y compleja hasta desembocar en el pasado Siglo XX cuando la Superintendencia de Seguros de la Nación consagró el 21 de octubre como el “Día del Seguro”, en torno de la cual se jerarquizó la inserción de los Productores Asesores de Seguros, verdaderos nervios y motores en el vínculo “asegurador-asegurado”. Si bien ellos conmemoran “su día” el 25 de octubre, los unificamos en este tributo que anualmente memoramos en esta fecha.
Creemos innecesario remarcar que la profesionalización de los productores asesores otorga un sesgo de respaldo y confianza adicional a los valores asignados al entregar el patrimonio a manos de terceros que deberán responder solícita y puntualmente cada vez que se requiera.
@La voz del gremio
El espacio de este suplemento dedicado a uno de los pilares de la estructura del armazón del seguro es, sin duda, el representativo del sector laboral que, en el Sindicato del Seguro, tiene ganado su derecho a participar de las grandes decisiones que contemplen los recíprocos derechos e intereses. Por eso es que siempre se otorga el lugar que motoriza la voz de los trabajadores.
Así es como en este tiempo de permanentes luchas por las reivindicaciones laborales cabe alentar la expectativa de ver satisfechos sus justos requerimientos que contemplen las mínimas necesidades de todos y cada uno de sus componentes. Desde los salarios dignos hasta las totales prestaciones sociales para sí y sus familiares son menester que se contemplen en un marco de equidad y justicia.
Obviaremos los entredichos y desencuentros con determinadas aseguradores patronales y las consecuentes medidas de fuerza que se arbitran para la concreción de sus petitorios. Pero alentaremos la voz del consenso, de la comprensión, del diálogo, sin renunciar a los justos derechos que asisten a los trabajadores, por un presente y un futuro que garanticen una adecuada relación que apuntale al sector sin que se produzcan desequilibrios en la balanza de la razonable relación de fuerzas por el bien común de un sector productivo-laboral de singular prevalencia en la vida del país. El diálogo fluido del sector empresario con el Consejo Directivo Nacional, así como la Seccional Córdoba y la Delegación Villa María merece ser claro, maduro y sincero.
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