Cuando se observa que la tarea legislativa en el nivel nacional y provincial requiere plena contracción y dedicación full-time encuentra una llamativa respuesta en sus protagonistas, fluye a la mente la ineludible comparación sobre otros temas y necesidades que duermen en los cajones esperando que alguna vez les otorguen el verdadero valor para su tratamiento.
No hace falta enumerar con qué celeridad se sancionaron recientes leyes que mantuvieron activos por semanas, días y horas a diputados y senadores de la Nación o se dio tratamiento relámpago a otros temas.
Entonces cabe preguntarse: ¿no son prioritarias las medidas definitivas y terminantes que ordenen la principal causa de muertes del país y que a nadie parece importarle un bledo? ¿No importan los miles de muertos, los miles de heridos y discapacitados que los accidentes generan cada año con cifras escalofriantes?
¡Basta de promesas sin cumplir y de proyectos que nunca se asumen con seriedad y celeridad! ¡Basta de parches con medidas aisladas!
Ahora resulta que la provincia de Córdoba va a implementar, a partir del 1 de enero de 2010, el sistema de carné de conductor por puntos merced a un programa informático de la Universidad Tecnológica Nacional. El conductor dispondrá de 20 puntos y si los agota será inhabilitado seis meses.
Bien. Ya está comenzando a funcionar el Registro Provincial de Antecedentes de Tránsito (REPAT), que permitirá a los juzgados de Faltas acceder a los antecedentes de cada conductor, unidos por una red que usarán los patrulleros enlazados con terminales en toda la provincia.
Las faltas leves harán perder hasta 2 puntos, las graves, de 2 a 5 y las muy graves, de 5 a 20.
Quien no tenga su registro habilitado no podrá circular por las rutas provinciales. ¡Excelente!
¿Y cuando ese conductor vaya a otra provincia? ¿Y cuando conductores de otras provincias que no tengan este sistema ingresen a la nuestra? Salta a la vista que, más allá de lo importante de la medida cordobesa, es sólo un parche en el tremendo drama que vive el país en materia de inseguridad vial, tanto en rutas como en la ciudad.
El accionar de control de la Policía Caminera, aun contando lo valioso que resulta, no resuelve el problema cultural de los argentinos que sólo se acuerdan de cumplir con las normas cuando ven un patrullero o un agente de tránsito.
Mientras no se aplique a lo largo y a lo ancho del territorio nacional una ley única e inflexible poco y nada se conseguirá con el voluntarismo aislado de los diferentes estados.
¿Cuánto tiempo le llevaría al Congreso Nacional implementarla en salvaguarda de miles de vidas? ¡Ah! Tal vez no haya monopolios que se disputen sus réditos y no habrá seguros que alcancen nunca, porque las pérdidas irreparables no tienen precio.
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