Las cosas comenzaron ayer a cambiar radicalmente en el juicio que se le sigue a Lorena Cristina Velozo, la joven entrerriana que está acusada de abandonar a su beba recién nacida en un basural de Ticino, en julio del año pasado, circunstancia que -según la acusación de la Justicia- le provocó la muerte a la pequeña.
Cuando el reloj había marcado las 13, el fiscal de la Cámara del Crimen, Francisco Márquez, movió el tablero. Le corrió vista al Tribunal presidido por René Gandarillas y sostuvo que el hecho tal como fue planteado en la etapa de instrucción judicial no existió. Velozo llegó a esta instancia acusada de trasladarse desde el garaje en el que residía hasta el basural del pueblo, distante a mil metros de donde ella habitaba, y dejar a su hija abandonada. “De la prueba colectada surge que no hay elementos de convicción de ninguna naturaleza” que lleven a determinar los hechos de esa manera, aseveró Márquez. “No hay ningún testigo que indique que ella fue hasta ese lugar”, remarcó.
“Ella dijo que la criatura estaba muerta, que no lloraba, su hermano coincidió, el policía (Marcos) Carra testimonió que la acusada, espontáneamente, le dijo eso y que por tal motivo dejó al feto en el cesto de basura. No está demostrado el abandono”, abundó el titular del Ministerio Público Fiscal.
Márquez dejó así planteado a los jueces la solicitud de que se le corra vista para que reformule el hecho, y los camaristas Gandarillas, Silvia Saslavsky de Camandone y Héctor Fissore decretaron un cuarto intermedio hasta hoy a las 8.30, momento en que se reanudará el juicio.

Qué significa

El planteo del acusador público pone en absoluta tela de juicio la imputación hecha por el fiscal de Instrucción Daniel Del Vö, quien investigó el caso.
El 14 de julio de 2008, una persona que se encontraba revolviendo una montaña de basura encontró envuelto en una campera el cadáver de un bebé de sexo femenino. El 15 de julio de ese año fue detenida la madre de la criatura, quien desde entonces permanece en prisión, acusada de “abandono de persona seguida de muerte”. La ley reprime este delito con tres a quince años de cárcel, pero eleva a un tercio el mínimo y el máximo cuando se da de padres a hijos, de hijos a padres o cuando involucra al cónyuge.
Si los jueces corren vista a Márquez, el fiscal reformulará el hecho y la carátula podría virar a “homicidio calificado” -con pena de reclusión perpetua- u “homicidio culposo”, es decir, sin intención, lo que la dejaría al borde de la libertad. Se descuenta que el Tribunal accederá al pedido porque, de lo contrario, está claro que Márquez terminaría pidiendo la absolución de la acusada, al sostener que el hecho como fue planteado por Del Vö no existió.

Que conste en actas

Extensa fue la audiencia de ayer, la tercera de este proceso, a pesar de que hubo sólo dos testigos. Es que los camaristas, el fiscal y el defensor Juan Rusconi -ex asesor letrado de Tribunales- bombardearon de preguntas a los dos médicos que pasaron por la sala de la Cámara del Crimen de Villa María, en búsqueda de elementos que les permitan determinar si la beba nació o no con vida, aquel frío día de julio de 2008. Mientras, la madre de la pequeña, la imputada Lorena Velozo, vestida con jeans, zapatillas y campera gris, no levantó jamás la mirada del suelo.
El médico legista y patólogo forense Carlos Battistelli, quien realizó el informe anatomopatológico en la morgue cordobesa, contestó numerosos interrogantes de jueces y fiscal.
Luego de su testimonio, que se extendió por una hora y media, atestiguó el ex médico forense de la circunscripción judicial con asiento en Villa María, Miguel García, quien renunció el año pasado. El facultativo “patinó” varias veces ante la avanzada del fiscal Francisco Márquez. Para García, la niña nació con vida, pero el funcionario judicial lo hizo trastabillar, con lo que tal afirmación quedó totalmente debilitada. Es que Márquez fue anotando una serie de deficiencias en la autopsia realizada por García e hizo constar en actas tales circunstancias.
El ex forense sostuvo que la causa de la muerte puede haber sido el sangrado, aunque también sugirió la hipotermia, por haber quedado -presuntamente- sin abrigo y a la intemperie.
Un fragmento del testimonio de ayer pinta los ida y vuelta de Márquez y García.
G: “En el lugar del hallazgo había una toalla llena de sangre”.
M: “¿Tomó el recaudo de pedir que se analice la sangre para saber si era compatible con la madre o la criatura?”
G: No...
M: “Que conste en actas”
G: “No sé si se puede determinar...”
M: “¿Cómo? Si envío un pantalón con sangre y me determinan el factor de la misma...”.