"Sé que aquí no sólo les ofrezco mi corazón sino que además les traigo este cofre de sueños que es nuestra música popular", deslizó en el promedio de su recital la gran cantante Liliana Herrero.
El jueves por la noche, y en el marco del ciclo "Artelarañas", la artista que acaba de cumplir 20 años de trayectoria brindó una de las performances más ovacionadas del año.
En un Rectorado de la UNVM ocupado en un 85%, la cantora esgrimió una verdadera cátedra de interpretación vocal, plasmando en escena la tríada "voz-cuerpo-alma".
Horas después de haber disertado en el Segundo Congreso Latinoamericano de Formación Académica en Música Popular en el Campus Universitario, Herrero ofreció un singular recorrido por diferentes repertorios folclóricos, organizados "in situ".
Descontracturando enteramente las formas, mechando comentarios y guiños con el público o riéndose de algún ruido solitario, la artista no sólo aportó su apasionada desmesura interpretativa sino también calidez, minimalismo y clima intimista; casi de peña improvisada.

Excelsa voz

Junto a su destacado guitarrista Matías Arriazu (munido de su "madera" de siete cuerdas y atento a cada cambio repentino de cancionero), la "Negra" Herrero inició la velada con un homenaje a la "Negra" Sosa. Interpretó "Zamba del arribeño", grabada junto a la "grande y eterna Mercedes" -como señaló elogiosamente-, en su último disco titulado "Igual a mi corazón".
Según se ha informado, se trató de la última colaboración discográfica de la gran voz tucumana antes de su muerte.
Le continuaron "Las golondrinas" de Falú y "Cosechero" de Ramón Ayala (a quien más tarde se le rendiría nuevo tributo con un chamamé), antes del convite efectuado a una invitada especial.
La excelsa vocalista "gaucha" Graziela Wirtti, pareja de Arriazu, acompañó a Herrero en "La casa de al lado" del uruguayo Fernando Cabrera antes de despacharse con dos obras de su terruño: "Memorias del Valparaíso" y un baión, ritmo popular del nordeste brasileño.
La esbelta muchacha volvería en el cierre para regalar una bellísima y profunda versión de "Las rosas no hablan" del compositor carioca Cartola.
En el último tramo, Liliana recreó "Chañarcito", cuya letra da nombre al último disco. Siendo la música de Carlos Guastavino, le pareció oportuno acotar que "se trata de un folclore académico, lo cual no la desmerece ni la ennoblece, es una bella canción".
Por último recobró "Arbolito del querer" (homenajeando a su letrista Aledo Meloni, que "ya ha superado los 90 años y sigue escribiendo") y "Lloraré" del Cuchi Leguizamón, entre otras. Con todo el público de pie, aportó en los bises "Confesión del viento" y la bella "Oración del remanso" de Fandermole, con coro de los presentes incluido.
Vale decir que entre la platea se encontraban destacados artistas invitados al congreso, como el jazzista Ernesto Jodos, el pianista entrerriano Carlos Aguirre y la cantante chilena Francesca Ancarola.



Juan Ramón Seia
(fotos Osvaldo Carballo)