Aseguran que lo vivido durante tres días en la escuela hospitalaria que se encuentra inserta en el Hospital de Pediatría “Profesor Juan P. Garrahan” fue altamente positivo y que, de algún modo, sirvió para vislumbrar lo que podría acontecer en los profesorados en un futuro no muy lejano.
Precisamente, en pocos años más, aquellos que hayan elegido las carreras de formación docente podrán optar hacer su etapa de residencia en hospitales y centros de salud. De hecho, la ley de Educación ya avala la existencia de la educación en los ámbitos hospitalario y domiciliario.
Gisel Picatto y Romina Accornero, alumnas de cuarto año en Educación Especial, visitaron el centro pediátrico de alta complejidad junto a la profesora de la disciplina “Familia y comunidad” Ana Laura Aráoz en representación del Nivel Superior de la Escuela Normal Víctor Mercante, buscando interiorizarse y profundizar sus conocimientos en prácticas educativas especiales, hasta el momento, inéditas (con formato de estructura escolar) en territorio villamariense.
Vale recordar que creada en 1989, la del Garrahan es una de las tres escuelas hospitalarias que tiene la Ciudad de Buenos Aires.
La institución, integrada por 60 docentes que trabajan divididos en turnos tarde y mañana, brinda educación a niños y jóvenes -desde el nivel inicial- que están internados o que reciben atención médica ambulatoria y permanecen muchas horas en el nosocomio, articulando la enseñanza con las escuelas de origen de los alumnos.
“Queríamos ver como se estructuraba toda esta dinámica y más en un medio distinto como lo es el sistema de salud”, coinciden en señalar las alumnas en diálogo con EL DIARIO.
“Lo que más nos impresionó es como se han complementado en este espacio los sistemas educativo y de salud. Esto de crear los medios necesarios como para salvarle la vida a un niño y a su vez estar colaborando con su formación educativa, nos pareció maravilloso”, agregan las estudiantes.
“Villa María es un terreno virgen como para el desarrollo de algún proyecto de estas características. Conozco a muy pocos profesionales que poseen una juegoteca o han incluido la instancia de juegos en sus lugares de trabajo. Me atrevo a decir que la pedagogía hospitalaria es un terreno aún sin explorar en nuestra ciudad”, expresa Ana Laura Aráoz.

@Para imitar

“Los centros de salud locales deberían tener una propuesta similar. En el Garrahan, por ejemplo, los chicos que esperan su turno para entrar a quimioterapia participan de un taller de Plástica. En definitiva todo apela al cuidado preponderante de la subjetividad”, agrega la docente del Profesorado que este año festeja su cincuentenario como institución.
“La pedagogía hospitalaria es otro mundo. Allí los niños aprenden en un contexto de uno a uno, son alumnos y pacientes a la vez. Estar en contacto con docentes les devuelve la posibilidad de ser niño en un contexto más que difícil”, consideró la entrevistada por este matutino.
“En Villa María ya hay un montón de casos donde se está ejerciendo este sistema y se hace sin saber que se está utilizando este tipo de pedagogía, por lo que se comprueba que el niño aprende en un medio distinto” acotan las alumnas.
“Se debe desmitificar que el niño para aprender debe tener tal o cual característica. Mientras que tenga un otro que lo impregne de deseo, el deseo acontece. Se aprende con el deseo y no sólo con las condiciones ambientales”, dice Aráoz antes de concluir junto a sus compañeras de viaje: “La educación es posible siempre”.