“No me esperaba esto. Estoy sorprendido”. Emocionado hasta las lágrimas, Daniel Alberto Fernández recuperaba la libertad luego de varios meses. Sus familiares lloraron cuando escucharon la sentencia, leída a las 10 de la mañana por el secretario Roberto Jue. Los demás acusados también le festejaron la noticia pero enseguida volvieron a sus sombras: recibieron penas de hasta casi doce años.
El juez Héctor Fissore condenó a Roberto Carlos Arnaudo a la pena de diez años de prisión y reincidencia, y se le unificó con un fallo de la Cámara Segunda de Río Cuarto, a 11 años y 10 meses; a Gerardo Antonio Deheza a 4 años y 6 meses y a Néstor Fabián Ceballos a 8 años y a pagar una multa de dos mil pesos. En tanto, sentenció a Fernández a seis meses de ejecución condicional por ser autor responsable del delito de “encubrimiento”. Esta mínima sanción le dio la inmediata libertad.
Los cuatro hombres habían llegado a juicio acusados por el fiscal de Instrucción Félix Martínez de cometer distintos delitos. Tres de ellos, estaban sindicados como autores de dos violentos asaltos registrados a mediados del año pasado en las localidades de Las Perdices y Dalmacio Vélez, el restante sólo había sido imputado por uno de los dos hechos.
Cuando el miércoles alegó el fiscal de Cámara Francisco Márquez, dijo que “sin que pueda afirmar que es una asociación ilícita, los cuatro se reúnen para cometer distintos delitos en la zona”. “Son oriundos de General Deheza y dicen: vamos a tal pueblo a robar”, había expresado el funcionario.
Cabe consignar que el debate se había iniciado el miércoles con la particularidad de que iba a ser abreviado. Las partes habían convenido la confesión de los imputados, pero cuando el proceso comenzó, los hombres que estaban en el banquillo sorprendieron hasta a sus propios abogados, Víctor Juan Soltermann y Enrique Depetris. No obstante, fue un juicio breve, porque decidieron incorporar la prueba por lectura y no oralizarla en el recinto del quinto piso de Tribunales.

El fallo

Héctor Fissore sólo encontró responsabilidad en los dos delitos (registrados en los citados pueblos) que damnificaron a dos familias (a las que le robaron en banda, con uno de los hombres esperando en el exterior, en un automóvil Volkswagen) en dos de los cuatro imputados: Roberto Arnaudo y Néstor Fabián Ceballos. El primero fue quien ligó la pena más severa y por su reincidencia no podrá salir de la cárcel al cumplir las dos terceras partes de la sanción.
En los otros casos, la situación fue la siguiente:
• El magistrado sostuvo que Néstor Ceballos es autor de los dos robos (calificados), además de incurrir en los delitos de “encubrimiento” y “tenencia ilegal de arma de uso civil”.
•Absolvió a Deheza por uno de los robos y lo condenó por el otro, con cuatro años y medio, que se elevaron a cinco por una unificación con una sentencia de 2003 en Río Cuarto.
• A Fernández, quien no estaba acusado por el hecho de Las Perdices, no pudo sentenciarlo por el suceso registrado en Dalmacio, pero lo halló encubridor, condenándolo a medio año en suspenso.
Márquez había pedido condenas para todos y la querella también.

"En la cárcel conocí a gente buena e inocente"

Daniel Fernández confesó que no esperaba el fallo absolutorio del juez Fissore. El hombre de 31 años fue condenado por encubrimiento -porque en el automóvil en que viajaba con Ceballos se hallaron armas adquiridas de manera ilegal- pero resultó absuelto por el robo registrado en Dalmacio Vélez el 6 de junio de 2008 y que damnificó a la familia Vera.
Al ser abordado por EL DIARIO mientras dejaba el Palacio de Justicia, a las 10.30 de la calurosa jornada de ayer, afirmó: “No me esperaba esto”.
- Resultaste inocente. ¿Qué sentimientos tenés hacia quienes te enviaron a la cárcel?
- Puede haber sido un error de la víctima. Perdí un año por juntarme con algunas personas.
- No te imaginabas en libertad...
- No. Por el reconocimiento positivo realizado por el hecho de Dalmacio esperaba tres años de prisión. Y juro por mi hija que nunca estuve allí, en ese lugar. Hoy estuve hablando con Ricardo Vera (la víctima, que se constituyó en querellante particular) y me dijo que fuera a su casa.
- ¿Cómo sigue tu vida de ahora en más?
- Con mi hija y mi familia. Tengo trabajo gracias a Dios.
- ¿Qué podés contarnos de tu experiencia en la cárcel?
- Es muy duro no estar con la familia. Es una experiencia que sirve para conocer a la gente. Uno se da cuenta así quiénes son los verdaderos amigos. Me dejaron solo, las amistades desaparecieron y sólo quedó mi familia. Allí conocí gente buena y mala, como en todos lados e hice muchos amigos. Muchos están presos porque errores cometemos todos y sigue habiendo gente inocente allí dentro.