Nadia tiene 22 años y tres hijos, de 11 meses, 2 y 5 años. Viven solitos en una pequeñísima casa sin luz, poca higiene, rodeados de perros y con un burro en el patio. Es en un rincón de Villa Nueva, una ciudad con amplios sectores postergados, con gruesas franjas de población que viven a un costado del camino.
No obstante, todo es sonrisa en la humilde vivienda. El pequeño de once meses regala alegría desde su cochecito mientras su hermano de 2 se pasea con un plato de arroz con salsa y las manitos negras de tierra. La débil casita ataja como puede el viento huracanado. María del Carmen Sosa, una docente de la escuela República de Bolivia, de 34 años, apunta los datos en la planilla del censo. Salimos de la habitación y en una esquina de este barrio (Medalla Milagrosa) nos cuenta que ya relevó 16 viviendas y un total de 24 hogares. “En algunas casas encontré 3 ó 4 hogares, si hablamos de personas que comparten los gastos de comida”. La docente vio a muchas mamás muy jóvenes, que crían a sus hijos solas, sin el sostén de un hombre.
En numerosos hogares no hay luz, los habitantes no tienen empleo de ningún tipo ni cobertura de salud, confirmó la censista.
Ella encontró ejemplos de solidaridad por doquier. “La gente colabora entre sí, una vecina le brinda manteca a otra, una le da el alcohol para el calentador y así.”
No halló enfermedades terminales, sólo algunos casos de gripe. Se topó con calles que en los planos no figuraban o caminos que no estaban demarcados, viviendas precarias a cada paso y por lo general ocupadas por quienes no son sus propietarios.
Viviana Aguada es otra docente del mismo colegio, de 37 años, que censó en el barrio Florida en su límite con Malvinas. Cuando dialogó con EL DIARIO, llevaba relevada la mitad de las 40 viviendas que tenía que visitar.
“La mayoría son familias tipo, el matrimonio con sus hijos. Pero también me encontré con muchos matrimonios y muchas personas solas”, contó. Hubo algo que le llamó la atención: en una cuadra, dos mujeres le confesaron tener depresión.
En ese sector de la ciudad, la mayoría “tiene trabajo, aportes y obra social. Son de clase media”, indicó.
Volvemos al Medalla Milagrosa. Malvina Rivas, una estudiante de 26, también está en la calle de tierra, entre el viento y los animales. Ya recorrió 18 viviendas y le falta una veintena. “Son casas precarias, muchas con el baño en el patio. Estuve con una familia compuesta por nueve personas, con abuelos y nietos incluidos. Los demás son grupos más chicos”, dijo.
Malvina confesó que salió, cerca de las 8.30 de la mañana, con ciertos temores por “todo lo negativo que se dijo”, pero la realidad la sorprendió: “La gente es respetuosa y tiene una actitud muy positiva hacia nosotros”.
Su experiencia le demostró que “la población está muy desilusionada con el censo, porque se pregunta para qué se realiza si después no va a haber resultados”.
Su relevamiento le arrojó como resultado que la mayoría de los censados tiene trabajo, pero presenta “una posición humilde”.
Mauro Almirón es villamariense y docente de las escuelas Bolivia y Pablo VI. Tiene 24 años y EL DIARIO lo encuentra golpeando la puerta de una casa ubicada en una esquina de barrio Malvinas. Ha recorrido 20 viviendas y le faltan 30. “Me parece que es muy interesante el censo, es un aporte y sirve para crecer a nivel social”, consideró.
Mauro visitó a “muchas familias viviendo en una sola casa, en un solo ambiente y espero que esto sirva para mejorar eso, construir viviendas y brindar educación, porque hay casos muy graves”.
Conversó con parejas con “muchos hijos, muchas familias sin cobertura de salud, trabajo en negro”. Madres de hijos de distintos padres.
“He estado en casas sin servicios, sin nada, con problemas de higiene, los baños un desastre y chicos sin educación.”
Mauro, como los demás consultados por este matutino, resaltó que la gente los recibió muy bien, “fueron muy atentos y respetuosos. No han salido de sus casas para esperarnos”.
Unos 195 censitas recorrieron la ciudad ayer, dividida en 20 radios. Salieron a tomar radiografía -para muchos, algo light- de una Villa Nueva con amplios sectores olvidados, lejos de las oportunidades.