Escribe: Juan José Coronell
Especial para EL DIARIO
Ubicada en el valle de Ischilín, Deán Funes es la cabecera departamental. Tiene su origen, como la mayoría de los pueblos vecinos, profundamente relacionado a la cultura de los aborígenes Ayampitín, quienes habitaron por estos lados.
Pero la historia del pueblo en sí nos traslada al 9 de marzo 1875, establecido como día fundacional.
El nombre que posee una historia particular, ya que Deán Funes fue como la designó el poder central de Buenos Aires, en honor al sacerdote que ejerció como educador y decano director en el Colegio Montserrat y la Universidad Católica, además de escribir varios artículos periodísticos y ocupar una banca en el Senado.
En 1929, cuando se cumplieron cien años de la muerte de Deán, la Legislatura provincial decretó que el poblado tendría el nombre completo de Ciudad de Deán Funes.
¿Por qué visitarla?
La entrada de Deán Funes tiene un arco de cemento viejo, color rosa. Cuando se lo atraviesa, el encanto de la ciudad nos invita a conocerla, al mismo tiempo que nos impide arrepentirnos de estar allí.
En Deán Funes nos esperan varias opciones para conocer, para adentrarnos en la historia del lugar y de la zona.
La primera de ellas es el Palacio Municipal “9 de Marzo”, una casona de estilo francés erigida en los primeros años del Siglo XX. El misterio de la fe se nos presenta en la Catedral Nuestra Señora del Carmen, lo mismo que la vanguardia en la construcción ya que es única en su estilo. La Catedral fue levantada a mediados del siglo pasado.
Las plazas son componentes importantes de su paisaje y de sus habitantes. Así, la plaza Sarmiento constituye el paseo central de la localidad, posee un Altar Cívico y un monumento tallado en piedra con la figura de Sarmiento, y la rodea una higuera cuyo origen fue el trasplante de un gajo de la higuera original traída desde la Casa de Sarmiento en San Juan. Por su parte, la plaza San Martín, muy hermosa por cierto, posee un teatrito y el homenaje necesario al libertador de América.
Si de monumentos se trata, el Monumento a los Inmigrantes ubicado en la Vieja Estación del Ferrocarril rememora a los inmigrantes llegados en la primera mitad del Siglo XX: españoles, italianos, sirios, libaneses, yugoslavos y judíos. Por su parte el principio de la historia del poblado se vislumbra en el Museo Arqueológico y Paleontológico ocupando un solar semi rural de principios del Siglo 20, cuenta con una colección de piezas arqueológicas y paleontológicas, destacándose un gliptodonte de 70 mil años.
Para veranear
Para aquellos que aman y disfrutan las tardes de tranquilidad, sol y agua, el Balneario Municipal “Luis Sivilotti” es el destino apropiado. Ocupa cuatro hectáreas en plena ciudad, tiene un gran natatorio, y todos los servicios que usted puede imaginar. Su agua de vertiente y la sombra de viejos ejemplares de aguaribay que resguardan al visitante lo hacen impresionante por donde se lo mire.
En pleno verano también se lleva a cabo una fiesta ideal para los amantes de las tradiciones criollas. Ya que hace más de 50 años, cada primer fin de semana de febrero, se celebra la Semana de la Tradición. Llevándose a cabo jineteadas como centro de atención, desfiles de carruajes, carrozas, exposición de pinturas, artesanías y la degustación de los productos regionales de un lugar que sumándose al paisaje que lo convierte en único, es un destino para no perderse.
Tel. Oficina de Turismo: (03521) 421444
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