La Saeta: así se llama la publicación de alumnos del Inescer en el Servicio Penitenciario Número 5 de Villa María. El primer número ya salió y quedó en manos de numerosos internos del penal de barrio Belgrano. Contiene noticias, poesías, relatos y notas de entretenimiento.
Siete alumnos del Inescer participaron del primer número. La idea es que la segunda edición sea un homenaje a las madres.
La iniciativa de la docente Mirta Vilella está vinculada a la carrera Tecnicatura en Comunicación Social, dictada por el instituto terciario. Como trabajo práctico se hizo esta revista, planteada por Vilella con la colaboración de alumnos del citado establecimiento.
“Si bien el temario es abierto, se busca publicar cuestiones de los internos, que no sean reclamos ni ataques al servicio penitenciario”, explicó Javier Cassano, jefe de la sección Educación, a EL DIARIO, al dialogar en el despacho de la directora del penal Estela Grognoletti.
La finalidad es la comunicación intracarcelaria, explicaron Grognoletti y Sandra Liendo, subdirectora.
El primer número fue lanzado con cien ejemplares. La idea es que a largo plazo la revista salga a la calle.
Ochenta se distribuyeron entre quienes concurren a clases y las restantes en los pabellones.
Por el momento, no está definido si será mensual, pero hay un gran interés en participar.
Por problemas de salud de Vilella, el segundo número no salió para el Día de la Madre, pero igual estará dirigido a ellas, con poemas y escritos de quienes están privados de su libertad.
En el editorial del debut, M.A.D escribió: “A todos los que llevamos algún tiempo aquí, se nos ha cruzado la idea, y muchos la llevamos a cabo, de tomar papel y lápiz y escribir o dibujar, incluso hemos llegado a creer que lo que pusimos en el papel es bueno y necesario que se publique. Este es el objetivo de esta revista: que publiquen lo nuestro”.
“Hagamos de este espacio un lugar de encuentro, y sobre todo, de comunicación entre nosotros, donde todos podamos alzar la voz y sobre todo, escucharnos”, subrayó.
En la sección “Desde aquí adentro”, O.G. expone sus sentimientos en “Ira”. “No quiero morir acá, no quiero sufrir más. Entre el silencio y la ira de un pabellón, entre la oscuridad y solitaria celda”, dice. “La cárcel te hace sentir tanta, pero tanta soledad”, confiesa tras citar a sus seres queridos.
V.C. habla del calentamiento global; se informa que un preso mendocino sacó el puntaje máximo para ingresar a una universidad y en “Literarias” S.S. “habla con Dios”. Entre otros relatos, “Martín” revela su alegría cuando “bajamos al patio”. “Qué bueno es correr, despejar la mente en lo celeste del cielo, sentir el sol y el viento en la cara, en lo que sea por una hora, un rato”. “Es una hora de alegría y de no estar preso”, remarca.
Quienes la hacen, aspiran que “La Saeta” recorra las calles “para que la sociedad entienda que en este lugar hay seres humanos comunes y corrientes que en su momento cometieron errores”.