“Es la primera vez en mi vida que me pasa una cosa así. Primero creí que se trataba de un juego, de una broma, porque eran las 12.45, pleno día... pero cuando vi el arma me di cuenta que iba en serio”, contó la escribana Nilda Irene Ramírez Cocca a un cronista de EL DIARIO que la entrevistó en su estudio de la calle San Martín 480, lugar donde ocurrió el asalto.
“Actuaron a cara descubierta. Eran dos jóvenes, de unos 25 años, que no tenían tonada cordobesa ni de otra provincia, hablaban más bien con una tonada neutra. Muy educados y muy bien puestos. ‘Señora, deme todo el dinero que tenga en la caja’, me pidió sin levantar la voz siquiera. Estábamos charlando en la oficina con mi hija, así que le dimos todo el dinero que teníamos. Mientras tanto, en la otro oficina, estaba mi esposo con una gestora. Aguardábamos la llegada de un cliente que venía desde Cosquín a hacer un trámite, por eso estaba el estudio abierto. Uno de los asaltantes se quedó con mi marido. Nos sacaron todo el efectivo y los celulares y nos encerraron en el baño”, recordó la profesional, quien agregó que “no tocaron ni un solo documento ni los sellos, nada. Sólo querían dinero. Creo que alguien les debe haber pasado el dato, porque me pidieron los anillos. Fíjese qué curioso: yo llevo puestos varios anillos de oro todos los días, pero ayer me había olvidado de colocármelos y me vine al estudio sin ellos. Y sin embargo, el muchacho me dijo: ‘Deme los anillos, señora’. Eso lo vendió, alguien le había pasado el dato”, dijo Ramírez Cocca.
“Bueno, nos encerraron en el baño, que es pequeño, y en eso llegó el cliente que esperábamos, desde Cosquín. Como estaba la puerta abierta, entró. Lo encañonaron, le quitaron los cheques que traía y lo encerraron en el baño con nosotros”.
Se llevaron alrededor de 10 mil pesos, estimó la profesional, una notebook, los celulares y algunos cheques.
“Estuvimos unos 40 minutos encerrados en el baño. Luego rompimos el vidrio de la puerta y pudimos salir”, dijo Ramírez Cocca.
Consultada sobre si pensaba contratar protección, la profesional dijo: “No creo en la protección de nadie. No hay que tener miedo”.