Escribe: Jesús Chirino


El jueves 5 de noviembre dejó de existir Félix Luna, historiador especialmente conocido por su importante tarea de difusión. Hombre que a lo largo de su vida mantuvo algunas posiciones controvertidas. Afín al radicalismo nació en Buenos Aires, el año 1925, se recibió de abogado en la UBA en 1951. Luna fundó, en 1967, la reconocida revista “Todo es Historia”.

El estimado Daniel Campione en alguna de sus visitas a Villa María nos dejó su libro “Argentina. La escritura de su historia”. En esa obra sostiene que “Luna será recordado como el hombre que llevó la historia a los quioscos, en forma de revista de tirada masiva, fascículos coleccionables e incluso como suplementos de los diarios…”

@Visita a Villa María

Félix Luna visitó Villa María el 16 de agosto de 1969. Vino a dictar una clase en el Instituto de Investigaciones Históricas “Ramón J. Cárcano” de la Escuela Normal Víctor Mercante. EL dato nos fue proporcionado por Teobaldo Morales, reconocido hombre de las dos villas.

El instituto de investigaciones había sido inaugurado el 18 de mayo de 1969, por el presidente de la Academia Nacional de la Historia, Miguel Angel Cárcano, junto al director de la Escuela Normal “Víctor Mercante”, doctor Antonio Sobral. Entre las primeras actividades que llevó adelante la institución estuvo la conferencia dictada por Félix Luna “Historia para un país maduro”, posteriormente publicada junto al estudio preliminar de Bernardino Calvo “Caudillos e historiadores”. Esos dos trabajos integraron lo que fue el “Cuaderno nº 1” del instituto de historia. El mismo que publicara títulos tan importantes para los villamarienses como la “Historia de Villa María”, de José Pedernera.

Cabe recordar que este instituto villamariense, en el cual expuso Félix Luna, junto a la Escuela de Archiveros de la Universidad Nacional de Córdoba tuvieron a su cargo la reorganización del Archivo Histórico Administrativo de Villa María. La misma dependencia que luego, bajo la Intendencia de Horacio Cabezas, fue dividido dando origen a la existencia legal del Archivo Histórico Municipal.

@La conferencia

Con los años, a Luna le tocaría escribir una semblanza de Sobral, pero aquí nos ocuparemos de la referida “historia para un país maduro”. En aquella disertación Félix Luna propuso una renovación en la visión histórica que se tenía de nuestro pasado como país. Citó palabras de Alberdi cuando él mismo dijo que “En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla nuestros liberales Mitre, Sarmiento y compañía han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos…”. Luna sostuvo que “damos una importancia especial a la historia nuestra, la sentimos con una particular pasión, hacemos de ella un campo donde se exalta o denigran ciertos valores esenciales, para nosotros la historia con sus protagonistas, con sus episodios principales, no son sustancia muerta sino algo vivo, vigente, algo que convoca a nuestro entusiasmo, nuestra aprobación con el mismo fervor con que condenamos o aprobamos a personajes o sucesos contemporáneos. La historia nuestra es para los argentinos una cosmovisión”.

Agregó, “…nosotros, los argentinos, sabemos que del modo cómo se entienda la historia depende en gran medida el modo como debe entenderse el país…”. También advirtió: “Y atención, porque si nos equivocamos en el tratamiento de nuestro pretérito es muy fácil que también erremos para concebir el país del mañana. Un ejemplo solamente para abonar esto que digo: en el juicio que merece Rosas a los argentinos está implícita la importancia que se conceda a la soberanía nacional a la defensa de la independencia frente al poder extranjero, de modo que condenar o absolver a Rosas significa en gran medida colocar a la soberanía nacional en un plano prioritario respecto de nuestras preocupaciones políticas”.

@Historia oficial y otras

Advirtiendo que no compartía de manera total la visión de Alberdi señaló que “dentro de la historia que suele llamarse oficial, existen vacíos, contradicciones, simplificaciones, omisiones que nos molestan y entonces suele ponerse en tela de juicio toda la historia oficial, la académica, y nos parece que es urgente remplazarla”.

Aún puede leerse la conferencia de Luna en la publicación del instituto villamariense, allí Luna señala “que el liberalismo hecho historia”, en la línea de la historia de Mitre y de la Academia Nacional de la Historia, rechaza la figura de los caudillos “y los describe como elementos bárbaros cuya aniquilación era necesaria para que el proceso de organización civil y de progreso material pudiera retomarse…”. Sostiene que a pesar de todo esa fue una historia “útil” para formar un pueblo, pero que sirvió hasta que la Argentina “maduró”.

Por otra parte aborda el revisionismo histórico, el cual “explotó en 1940” y cometió, según Luna, pecados similares a la historia liberal. En el año del Cordobazo, Luna sostuvo que era tiempo de lograr una nueva historia. Quizás con exceso de optimismo consideraba que el país había madurado lo suficiente y superado algunas dicotomías como para que surgiera esa nueva historia que se situaría equidistante entre la elementalidad liberal y el “tremendismo” revisionista.

Según el mencionado Campione, en “Todo es Historia” Luna dio origen a una línea de divulgación que abrevó tanto el revisionismo, cuando éste tenía aceptación masiva, sin embanderarse en esa corriente historiográfica. Reivindicó el peronismo sin “peronizarse” y al radicalismo sin activismo, en una senda ecléctica -pero nunca neutral”…”.


Más allá de cualquier crítica que se le haga desde lo académico o lo controversial de sus posiciones políticas, no son pocos los argentinos que fueron iniciados en el interés por la historia nacional de manos de las publicaciones de Félix Luna. Ese ha sido un gran mérito de quien también escribió numerosos libros de investigaciones históricas y compuso hermosas e inmortales piezas de la música folclórica. Como es el caso de su coautoría con Ariel Ramírez de la zamba “Alfonsina y el mar”.