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Para adelante. El empuje de Cristian Agosto, dentro y fuera de la cancha, resultó vital para la gran campaña del “león” |
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Escribe: Juan Manuel Gorno (De nuestra Redacción)
Existe una condición que no se entrena ni se compra; simplemente nace de una personalidad o una forma de vida, y se moldea con la trayectoria, el paso frenético del tiempo y el respeto del prójimo.
Ciertas personalidades terminan entonces por quedar a la altura misma de la grandeza de una institución, aferrando su presencia intimidante a la imponencia del club donde nació, vivió, disfrutó y volvió para seguir disfrutando.
Sobran los casos en el orden nacional e internacional, pero el miedo de algunos técnicos, las leyes del mercado y la impericia de los dirigentes provocó que el caudillo sea un problema y no una verdadera solución, como debe ser en todo juego de equipo.
Juan Sebastián Verón, en Estudiantes de La Plata, y Juan Román Riquelme, en Boca, son casi una especie de extinción en estos tiempos en los que, paradójicamente, en pos de un pensamiento grupal, hay un mal entendimiento del individualismo.
Hoy son muy pocos los pibes que escuchan a los grandes porque hay técnicos e hinchas que entienden poco sobre lo que aporta la experiencia en el fútbol, entonces se descarta al grande por una cuestión física, se prioriza al pibe y se hace un equipo a los golpes de la vida.
Por suerte para Alem, en Villa Nueva hubo un razonamiento y un esfuerzo para repatriar al jugador que hacía falta, no tanto por sus virtudes técnicas (que son muchas), sino por el significado de su presencia en una instancia crucial para los pibes que vienen de abajo.
Tener a Cristian Agosto, en esta temporada de la división B del fútbol local, no sólo le sumó al “león” cabezazo, seguridad en defensa o salida pulcra desde el fondo. En realidad, fue la llave maestra para enderezar el ánimo de los juveniles, para que realmente éstos sepan lo que sirve el compromiso y se reflejen en una verdadera historia viviente de la institución.
Es que muchos de los pibes que el domingo alcanzaron el ascenso a la máxima división del fútbol local, fueron alguna vez a la cancha, con sonrisa de niños, para ver al gran defensor campeón del “tricolor” salir de un embrollo con elegancia y pelota dominada.
El siempre recordado Marcelo Alamo supo comentar que Cristian era el mejor de todos. Y un ejemplo claro de esto fue su paso por Newell’s Old Boys de Rosario.
“Hasta que Cristian se volvió, en las divisiones inferiores, (Gabriel) Heinze fue siempre suplente suyo... Nunca le ató los botines”, rememoraba Alamo.
Cuestiones personales, otras de las que sólo el propio Cristian sabrá... El caso es que el caudillo de Alem no llegó al nivel del fútbol donde realmente debió haber llegado.
Tal vez su destino fijo era defender con alma y vida los colores que atesoraban sus primeros años en el fútbol, por eso regresó esta temporada, cuando el club atravesaba uno de sus peores momentos deportivos. Y allí le enseñó a los chicos que alguna vez doña María les pedía que “muerda Alem”, casi como condición primaria de quien viste esa camiseta.
“Cuando perdí la final con Rivadavia ante Colón me dijeron que había perdido Alem, que había perdido la categoría, entonces a las horas pensé y decidí volver a este club, a quien amo, porque me dolía que el equipo esté en la B”, contó el domingo el capitán, en medio de los festejos.
El fútbol de Villa Nueva, sin dudas, agradecido.
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