Se juntan cerca de las once de la noche en alguna casa. Muchas veces, ya está toda la mercadería comprada, porque hicieron una “vaquita” con antelación. Las bebidas alcohólicas son las estrellas infaltables del ritual. Así, consumiendo, esperan la hora en que la gran masa de jóvenes concurre a los pubs y boliches.
Hacer “la previa” es la regla de la noche joven villamariense, de acuerdo a decenas de testimonios (algunos de los cuales, publicados en página 8) recogidos ayer por EL DIARIO en las puertas de distintos colegios públicos y privados de Nivel Medio de la ciudad.
La consulta tocó distintos puntos: el dinero que se gasta en las salidas, los lugares elegidos, las costumbres, en qué se movilizan, cómo ven a sus pares, la actitud de los padres y la impresión sobre el alcohol y la droga.
De la charla con los chicos, sobresalió un denominador común: todos admitieron que el alcohol está instalado en cuanta reunión y fiesta haya. También, muchos dijeron ver droga en sus salidas y contaron que en algunos pubs se fuma marihuana con total libertad. En los boliches, lideran la venta el vodka con speed (la medida orilla los 14 pesos), el fernét (10 pesos) y la cerveza (alrededor de 8).
Otro aspecto importante que arrojó la consulta entre estudiantes fue la percepción que tienen sobre los padres en general: la mayoría consideró que los progenitores no controlan adecuadamente a sus hijos.
También hablaron sobre la inseguridad. Pese a que el municipio, en conjunto con la Policía de la Provincia, realiza tests de alcoholemia en distintos puntos de la Villa (como en el centro o en la bajada del puente Alberdi) éstos, al parecer, son insuficientes. Resulta un despropósito que no haya controles en la ruta 2 en inmediaciones del boliche Supper Club, una de las discos de moda. Centenares de chicos emprenden la salida a pie, muchas veces caminan hasta un pub cercano (de Villa Nueva) al costado del camino, con bastante alcohol encima, y con camiones que pasan a su lado como si nada.
En ese sentido, los adolescentes que hablaron con este matutino ven con buenas expectativas la inminente implementación de una línea de transporte urbano que los traslade hasta y desde las confiterías. Piensan que la iniciativa de los concejales estudiantiles contribuirá a la seguridad vial y les ahorrará dinero.
La imprudencia a la hora de manejar vehículos fue una opinión generalizada entre los chicos. Creen que se conduce sin respetar la vida de los demás. Y ven al alcohol como el factor desencadenante de esa conducta.
Lo que ocurre con la droga es patético. Lo dicen los chicos, lo dice la calle, es vox populi, pero todo sigue como si nada: hay lugares que parecen “liberados”, porque la marihuana (y más) camina como si nada y a la vista de todos. ¿La Policía no lo ve?
Diego Bengoa