"¿Se la estaba buscando?", es el sugestivo título que dos alumnas del Instituto Manuel Belgrano le pusieron al trabajo


Escriben Magdalena Moyano y Ana Clara Caccia

La violencia de género es un tema que nos concierne a todos. Ambos géneros pueden involucrarse en una situación de abuso, tanto como víctimas o victimarios. Las mujeres, desde la prehistoria han sido las más vulnerables, por eso, nos pareció interesante abordar este tema.
El enfoque desde el cual queremos tratarlo es especialmente el cultural, el que hace que muchas veces se culpe a las víctimas de ser golpeadas y abusadas. Por eso el título del trabajo que esconde, a manera de pregunta, afirmaciones que se escuchan en el entorno social de la víctima y que muchas veces reproducen los medios y la Justicia.
La violencia de género está hoy claramente definida, pero hunde sus raíces en la prehistoria. El mundo ha sido desde siempre escenario de desvalorización hacia las mujeres por parte de los hombres en la mayoría de los casos.
En el año 298, Constantino el Grande, el primer emperador cristiano en Roma, asesinó a su esposa Fausta, con quien contrajo matrimonio por interés para mantener su imperio, siendo ella sólo una niña. Cuando ésta ya no era útil a sus propósitos, la torturó en una caldera hasta matarla.
Esta historia es un claro ejemplo de cómo un hombre redujo a su mujer al nivel de un objeto: usándolo y desechándolo cuando ya no le servía. Fausta se vio envuelta como muchas otras mujeres en una desvalorización de su esposo.
Además, la antigüedad de estos hechos son un claro ejemplo de que cuando nació el hombre, nació la violencia.

La violencia

La violencia es todo daño físico o psicológico que una persona ejerce sobre otra. Pero más específicamente, la violencia de género es, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) "todo acto de violencia basado en la pertenencia del sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer; inclusive las amenazas a tales actos, la coacción o privación arbitraria, tanto si se produce en la vida pública como en la privada". Es decir, que violencia de género es cuando los golpes o el abuso se reciben por el solo hecho de ser mujer.
¿Cuáles son las razones por las que la mujer sigue siendo víctima a lo largo de la historia de hechos de violencia?
Creemos que una de esas razones está basada en las condiciones físicas que posee el hombre en relación a la mujer. En el escenario de cuatro paredes de una casa, el enfrentamiento es desigual ya que por naturaleza son más fuertes los hombres. Pero eso no explica que una situación de violencia se sostenga en el tiempo, porque hay mujeres que son golpeadas durante toda una vida. Hay razones culturales que hacen que la mujer se someta al golpeador, lo que la paraliza para reaccionar y denunciar.
La mujer que, como Fausta, es reducida a objeto, no reacciona. Se siente ella misma un objeto y además, el entorno, reafirma esa desvalorización. Expresiones cómo "él que trabaja tanto y en cambio ella…", "porque se vistió así le pasó eso" o "se la estaba buscando", van cargando las culpas en la víctima.
Las denuncias de la mujer, en muchos casos, no tienen el apoyo de la Justicia ni de las instituciones, como podemos observar en la historia de Vanesa Retamal, quien fue asesinada a los 17 años. Su corta vida fue una tragedia. Conoció la pobreza, el hacinamiento, el abuso, los golpes, las drogas y la prostitución. El 4 de diciembre de 1998 cumplió 17 años. El 18 de diciembre no volvió a su casa. El 22 de diciembre encontraron el cuerpo sin vida de una persona en una playa a 17 km de Puerto Madryn. El viernes 12 de marzo de 1999 -80 días después- la Justicia reconoció que el cuerpo hallado parcialmente quemado en el "Cerro Avanzado" era de Vanesa Retamal.
"Todo esto podría ser la historia de una desgraciada personita que tuvo la poca suerte de nacer en una familia desarticulada y que producto de las malas juntas no terminó bien. Esta historia podría ser además muy útil a la sociedad para mostrar a sus demás integrantes que no se puede seguir por los caminos del mal. Pero si la reconstruimos desde su génesis, podemos ver mucho más", dice Diego Pérez en el informe "Vanesa, la institución del desamparo", basado en un informe del Unicef.
La mamá de Vanesa se animó a denunciar que su hija era abusada por uno de los integrantes de la familia. La Justicia dispuso que la entonces niña -este episodio ocurrió cuando Vanesa tenía 15 años- siguiera viviendo en la misma casa del abusador y recomendó a éste que se tratara.
En ese infierno, ella comenzó a huir de su casa. En la calle conoció rápido a otras jóvenes en la misma situación y la prostitución y las drogas fueron su camino.
Allí estuvo otra vez su mamá denunciando que su hija era obligada a prostituirse, pero otra vez, la Justicia calló y cajoneó la denuncia.
La escuela la expulsó porque no tenía el perfil de una buena estudiante y el pastor de la iglesia a la que concurría se limitó a decir que estaba "poseída por el mal".

Nadie

Ni la Justicia ni la Iglesia ni la escuela escucharon el pedido de ayuda. Aún después de muerta, cometieron tantas torpezas que motivaron que, en medio de una gran presión pública, se condenara al autor del crimen y dueño de los prostíbulos de Puerto Madryn a ocho años de prisión. Es decir, nada, en comparación al daño ocasionado.
Este caso fue tomado por Unicef como un símbolo de cómo actúa la sociedad desamparando a las víctimas.
El de Vanesa no es un caso aislado. En Argentina, cada dos días y medio, muere una mujer víctima de la violencia de género. Aunque esto parezca muy alejado de nuestra realidad, porque creemos que hechos así sólo ocurren en la gran ciudad, en Villa María se registran tres denuncias policiales por día de hechos en los que las víctimas son mujeres. Esta situación se repite en todo el país y en el mundo, siendo el caso más llamativo el de Ciudad Juárez, de México, donde hay 500 feminicidios (crímenes de mujeres provocados por hechos de violencia de género) y mil mujeres desaparecidas. Las cifras son una parte del problema, porque no todos los casos se han hecho públicos, ya que no todas las mujeres poseen la valentía de hablar sobre lo que les pasa.
Generalmente la víctima es una persona sumisa, de perfil bajo, que sufre en silencio.
La violencia de género no es un tema que afecta solamente a las clases bajas, como solemos suponer basados en la difusión que se hace en los medios, donde es más común conocer hechos que ocurren en hogares humildes. En cambio, los que pertenecen a las clases altas no tienen difusión porque tienen los medios para proteger su identidad. Esto no quiere decir que las mujeres de esos sectores no sean víctimas de maltrato.
Precisamente, hablando de los medios de prensa hay que señalar que muchos son reproductores de esta cultura de justificación del maltrato hacia las mujeres.

Pasional

"Crimen pasional", es una frase que se repite cada vez que hay una noticia de violencia de género, cuando en realidad, es maltrato y no pasión. Además, es usual que se indague sobre los aspectos negativos de la vida personal de la víctima, como si pudieran ser una justificación para tal delito.
Un ejemplo fue la cobertura del crimen de Analía Escamochero, ocurrido en Gonnet, provincia de Buenos Aires, el 5 de marzo de 2005.
"Analía Escamochero mantenía por lo menos, paralelamente a su vida conyugal, dos relaciones sentimentales: una con J.V., de tres años de duración. Relación que ella no se preocupaba en ocultar, plantea el fiscal." (Diario Hoy, Suplemento Trama Urbana, página 5, del 15/03/05).
Pero no sólo fueron los medios los que indagaron la vida de la víctima. Según se publicó, también fueron los jueces. "Con respecto a la presunta autoría de Crespo (el marido, hoy imputado por el crimen), los camaristas tomaron en cuenta los siguientes indicios: "Tenía motivos para querer matarla".
"La víctima le era infiel y no tenía reparos en mostrarse en esa actitud." (Diario El Día, 23/03/05; 30/03/05; 5/04/05; 11/05/05 y 13/07/05).
Las mujeres, "son víctimas por partida doble: por un lado por sus compañeros; pero también en un contexto social y cultural que avala el dominio patriarcal. En particular en el ámbito de la Justicia se propicia un escenario de impunidad", dice Susana Cisneros en "Feminicidios e impunidad", de Gabriela Barcaglione y otros.

Contexto cultural

Este contexto social da lugar a que el maltrato se generalice. Hay casos en los que el hijo maltrata a su madre, es decir, que no sólo son sus esposos y otros familiares adultos.
Esto se da claramente por un contexto cultural, porque generalmente es una conducta aprendida de sus padres. Vale aclarar que no todos los hijos de padres golpeadores en un futuro harán lo mismo con sus esposas, pero puede ser que los niños que no comprendan el hecho, sigan el ejemplo de sus padres, como sostienen la mayoría de los profesionales que estudian el perfil de los victimarios.
Es indispensable que la violencia de género se aborde en las escuelas para que todos conozcamos el problema y nos involucremos activamente en las soluciones.
Las ideas de la Revolución Francesa "Libertad, Igualdad, Fraternidad" no se atan sólo a principios políticos. Cuando se habla de igualdad, se habla también de igualdad de género. Ese sueño de los revolucionarios franceses es el sueño de muchas mujeres que aspiran a conseguir el respeto que merecen y a vivir en una sociedad más justa.
Mucho se ha avanzado en la defensa de los derechos. Pero falta mucho para llegar a ese objetivo. Para eso, todos, hombres y mujeres, debemos difundir el problema, hablar de lo que pasa para que nadie, nunca más, tenga que sufrir en silencio.




Bibliografía:
"Violencias cotidianas, violencia de género", de Susana Velázquez. Editorial Paidós.
"Feminicidios e impunidad", de Gabriela Barcaglione y otros. Editorial Cecym.
El Diario del centro del país, Villa María, Córdoba, 7 de marzo de 2009.
Diario El Día, La Plata. Ediciones: 23 de marzo de 2005, 30 de marzo de 2005, 5 de abril de 2005, 11 de mayo de 2005 y 13 de julio de 2005.