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Natalia Montero dijo que ella misma compró el pasaje que su novio luego usaría para viajar |
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De pasear a su perro caniche toy a diario por las calles del barrio, a terminar sentado en el banquillo, acusado de “homicidio en ocasión de robo”, en el marco del juicio por jurado en que se procura dilucidar el violento asalto que sufrió la familia Bonis en agosto de 2005. Fernando José Ghirardotto tenía la costumbre de pasear el perrito de su concubina Natalia Montero, pero también vendía drogas y se juntaba “con gente que no me gustaba para nada”, según narró ella ayer a la mañana en la sala de remates de Tribunales, donde se sustancia el proceso oral y público. Montero llegó esposada al Palacio de Justicia traída desde el penal de Bower, donde se encuentra detenida en el marco de una causa de drogas. Testimonió exactamente media hora (desde las 10.30 a las 11) y se escudó en los supuestos olvidos que le provocó el paso del tiempo, habló de drogas y de un pacto sellado entre ella y Ghirardotto por el cual en su casa no podía haber jamás drogas y armas. La testigo aseguró que tal trato siempre se cumplió. La mujer del acusado señaló que se enteró del asalto a los Bonis -el 30 de agosto de 2005, en su vivienda rural cercana a Silvio Péllico, y en el cual resultó mortalmente herido de bala Miguel Angel, el jefe de familia- por los diarios y que Ghirardotto había viajado a Córdoba, despegándolo así del delito por el que está siendo juzgado. Montero comentó que ella era ama de casa, que tejía para afuera y admitió que hace años fue prostituta. Dijo conocer a los coimputados Víctor Fabián González y José Domingo Pérez y confesó que su concubino le entregaba droga a Pérez. “No sé de dónde la traía”, indicó. Sostuvo que el acusado no consumía ese tipo de sustancias y subrayó: “El es mi marido, no éramos socios en la droga, ni siquiera probé”, aunque dijo que “momentáneamente” vivían de esa comercialización. “Supe que antes había robado -estuvo condenado anteriormente- y tuve terror a esas cosas”, dijo. También reveló que “Pérez ha ido poco y nada al departamento (de Villa María, porque alternaban con la casa materna de ella en Córdoba) porque no lo puedo ni ver. Es una persona que no mira a los ojos, oculta cosas”.
¿Pacto?
El fiscal Félix Martínez puso en tela de juicio el supuesto pacto de no drogas y no armas en la casa y la testigo quedó ante la sala sospechada de mentir. Fue cuando el acusador público le recordó que Ghirardotto había contado que en una ocasión compró drogas y la fraccionó delante de ella en la vivienda, algo que Montero desmintió. Este fue el testimonio más importante de la audiencia de ayer. El juicio continuará hoy cuando Laureano Bonis, hijo de la víctima, vuelva a sentarse frente a los jueces René Gandarillas, Silvia Saslavsky de Camandone y Héctor Fissore.
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