Concluyó ayer el 3º Concurso de Quesos de la Región Centro que se realizó en Pozo del Molle.
La empresa Cayelac, propiedad del intendente de Las Varas, Eduardo Alé, fue la que se llevó el máximo galardón del jurado designado por el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) con un queso duro Romano. También se llevó la distinción para los maestros queseros del año.
Al recibir la distinción, Valeria Alé, hija del propietario de la empresa láctea dijo al sitio Las Varillas Vive que le comunicó a su padre por mensaje de texto, dado que el mandatario se encontraba en Malasia. “Estamos muy contentos, no esperábamos el ‘Queso de Año’ y el ‘Quesero del Año’, así que el premio es una consecuencia del trabajo que hace la gente que es parte de la familia Cayelac. Se lo debemos a ellos, es para ellos”.
Cabe señalar que en esta edición del Concurso se implementó también el certamen de dulce de leche. El primer premio en ese rubro quedó desierto.
La mayor satisfacción de los organizadores está en la participación de las industrias lácteas de las provincias que conforman la Región Centro, dado que de los 20 quesos que comenzaron en la primera edición a concursar, llegaron a 90 en esta la última.
@ Pozo del Molle llora la muerte de monseñor Tossolini Olivier
Un claro testimonio de reconocimiento y afecto brindó prácticamente toda la población de Pozo del Molle cuando estuvo presente en la ceremonia fúnebre, efectuada en el templo parroquial local, y el sepelio de monseñor Angel Tossolini Olivier, fallecido en Córdoba el pasado viernes a la edad de 92 años.
El sacerdote habitaba desde hace años en una casa de Retiros Espirituales de Córdoba, pero hace dos meses no quiso estar ausente en la celebración del 105º aniversario de Pozo del Molle, dejando implícita con su presencia en la ceremonia religiosa central y la inauguración de obras, la muestra efectiva y simbólica de lo que significó su existencia para la localidad: conciencia organizativa y vocación por el hacer, reflejando la fe y el compromiso solidario constante.
Durante más de 30 años, el sacerdote ejerció la titularidad parroquial en el pueblo, realizando una gran obra espiritual y de predicamento institucional. Fue un religioso activo, emprendedor, y un verdadero protagonista de una época de crecimiento donde Pozo del Molle accedió a emprendimientos como la creación (a fines de los `50) del Instituto General Manuel Belgrano, del cual fue motor impulsor.
En la etapa inicial de Fundación Pozo del Molle, colaboró en la gestión material y en diligencias oficiales para los logros estructurales de dicha entidad, además de constituir un bastión de apoyo para la instalación de la principal empresa metalúrgica del pueblo.
Su espíritu de servicio, responsabilidad, fuerza de voluntad, el amor por sus semejantes y su bregar por la Justicia social, serán recordados por los habitantes de Pozo del Molle.
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