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En la secuencia fotográfica, tomada por una decidida mamá, se ve ingresar la camioneta del CAP al predio dejando atrás la polvareda, luego el policía cuestionado de espaldas y por último el número del móvil que conducía |
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Un incidente que estuvo a punto de terminar a los golpes se registró el domingo por la tarde en el predio que el Club Deportivo Argentino posee en barrio Santa Ana, cuando un móvil del Comando de Acción Preventiva ingresó a toda velocidad a la cancha donde se estaba jugando un partido de baby fútbol para intervenir en una “batalla campal” que supuestamente se registraba en la cancha contigua, donde se enfrentaban dos equipos de primera división de la Liga Villamariense.
El hecho fue informado a EL DIARIO (y documentado con fotos) por un grupo de padres de algunos de los chicos que juegan en el baby para Argentino y Gimnasia de Ballesteros, quienes se mostraron doblemente indignados, tanto por el proceder del uniformado que conducía la camioneta del CAP como por la inadmisible respuesta que les dio cuando le recriminaron su irresponsable manera de ingresar al predio.
“Si mato alguno, me hago cargo”, fue la arrogante contestación que improvisó el funcionario policial cuando varios de los papás le cuestionaron a viva voz que podía haber arrollado a alguna de las más de 100 personas que a esa hora (alrededor de las 17) se encontraban en la canchita donde jugaban las categorías 1997 a 2002 de los clubes antes mencionados.
A toda velocidad
El patrullero ingresó al previo raudamente y, pese a los gritos y señas que le hicieron los padres para que aminorara la velocidad, su conductor hizo caso omiso e igualmente siguió su marcha, circulando por un costado del perímetro y a la par del alambrado, para llegar a la otra cancha, donde estaban jugando los primeros equipos de Yrigoyen de Tío Pujio (que hacía las veces de local) y Sportivo Los Zorros de la localidad homónima.
En efecto, y tal como lo precisó este matutino en su edición de la víspera, dicho partido fue suspendido por el árbitro por falta de garantías, luego que el director técnico de Los Zorros, Marcelo Santoni, y un defensor del mismo club, Juan Lazo, discutieran y se tomaran a golpes de puño con hinchas de Yrigoyen.
Producto de esa gresca (que lejos estuvo de ser una “batalla campal”), fueron detenidos Lazos y un simpatizante de Yrigoyen.
Móvil Nº 4.984
Pero volviendo al proceder del cuestionado policía que manejaba el móvil Nº 4.984 (una camioneta Ford Ranger, patente GIX 674), el incidente estuvo a punto de pasar a mayores cuando uno de los papás, al escuchar la insólita respuesta, montó en cólera y se abalanzó sobre el uniformado con la intención de aplicarle un golpe de puño.
Por fortuna, los otros padres lo contuvieron a tiempo y evitaron no sólo la pelea verbal, sino también que el enardecido hombre fuera detenido.
Y como frutilla de postre, cuando el otro efectivo policial que iba en la camioneta se acercó -respetuosamente- para pedir las disculpas del caso, su arrogante compañero no tuvo mejor idea que desmentir a los padres, diciéndole: “No pongan en mi boca palabras que no he dicho”.
¡Para qué! Si a esa altura el grupo de hombres y mujeres ya estaba enardecido, con la nueva frase del uniformado la bronca estalló y arreciaron los insultos.
Mucho más indignados que al comienzo, los padres le informaron al otro policía que prácticamente todos habían escuchado aquella temeraria expresión “si mato alguno, me hago cargo”.
“¡Después se quejan porque la gente les tiene bronca!”, espetó una de las mamás, visiblemente enojada, mientras otra contrastó el afecto que les tiene la comunidad a los Bomberos y el desprecio que se ganan a diario la mayoría de los policías por actitudes como la descripta.
Mamá fotógrafa
En medio de los incidentes, una mamá se encargó de registrar con su teléfono celular algunas imágenes de lo acontecido. No pudo lograr una foto del arrogante efectivo, pero con los datos aportados (domingo, 17 horas, móvil 4.984) basta y sobra para que la superioridad policial tome cartas en el asunto e inicie un sumario interno para sancionar el mal proceder del funcionario.
Cuando todo terminó, un papá se preguntó en voz alta: “Si en verdad hubiera matado a uno de nuestros hijos o a alguno de nosotros, ¿este tipo se habría hecho cargo de semejante crimen, o lo habrían justificado desde ‘arriba’ en nombre de la seguridad?”
No hubo respuestas. A menudo no las hay en casos de esta naturaleza...
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