Eran alrededor de las 8 de la mañana y las barreras estaban bajas. Madre e hija apuraron el paso para ganarle al convoy de pasajeros que llegaba a la ciudad desde Buenos Aires. Murieron en forma instantánea. Ocurrió ayer en el paso a nivel de la calle Tucumán, cuando la mujer llevaba la nena a la escuela


Una mujer de 27 años y su hija de 8 murieron ayer a la mañana al ser arrolladas por el tren de pasajeros de la empresa Ferro Central, que une las ciudades de Buenos Aires y Córdoba.
El trágico episodio se registró alrededor de las 8 en el paso a nivel de calle Tucumán. Allí, la joven Romina Jésica Mercaú y la pequeña Julieta Rocío Barbieri, perdieron sus vidas cuando se dirigían al Instituto Rivadavia, ubicado del otro lado de las vías.
Según indicaron testigos del hecho, la mujer y la chiquita cruzaron cuando ya estaba baja la barrera, casi simultáneamente con un grupo de cuatro o cinco personas, entre ellas dos docentes, quienes también intentaban llegar al colegio.
Por circunstancias que se tratarán de establecer, acaso sin resultado cierto, Mercaú cayó en medio de los rieles cuando el tren guiado por Carlos Forgione, de 46 años, y Héctor Marchanteme, de 26, que circulaba a velocidad regular, estaba a unos 30 metros de distancia.
Todo sucedió en apenas unos segundos y las hipótesis que se barajaron durante toda la jornada de la víspera son varias.
El jefe de la Unidad Departamental de Policía, comisario Mayor Daniel Ferreyra, manifestó que "lo que no se sabe es si a la joven madre se le trabó la mochila o si se descompuso, pero iba con la hija de la mano", precisó el jefe policial.
En tanto, algunos testimonios recogidos por medios locales indicaron que a la criatura se le habría caído la mochila y que su mamá intentó recuperarla.
Un chofer de Tele Taxi fue testigo del hecho y lo narró a este medio (ver la nota titulada "La imagen de la nena...").
Poco después del accidente llegaron al lugar el fiscal Gustavo Atienza (que interviene en la causa), efectivos policiales, de Bomberos y personal sanitario, quienes trabajaron en las pericias de rigor y en el levantamiento de los cuerpos.
Cabe consignar que la pequeña fue despedida a unos 20 metros del lugar del impacto, en cambio la madre fue arrastrada por el convoy de 10 vagones aproximadamente unos 50 metros y su cuerpo resultó el más lesionado.
Según pudo conocerse, una de las docentes habría intentado ayudar a la pequeña, pero el paso del tren a velocidad produjo un vacío de aire que expulsó o repelió a la maestra sin que ésta lograra cumplir su objetivo.
Ambas docentes declararon más tarde ante quienes investigan el hecho.

Romina y Rocío

Romina Mercaú estaba terminando la carrera de Magisterio en el profesorado Antonio Sobral y tenía un embarazo de aproximadamente seis meses.
Julieta Barbieri cursaba el tercer grado en la Escuela Normal Víctor Mercante.
Ayer, toda la sala, en compañía de sus abuelos, tenían planificado visitar el Museo de Ramos Generales.
La abuela de la niña la estaba esperando en el aula.
Las actividades escolares fueron suspendidas una vez conocida la tragedia y la escuela decretó un duelo que se extenderá hasta hoy a las 13 con distinta modalidad según los niveles (ver la nota Duelo en el Rivadavia).
Por su parte, el esposo de Romina y padre de Rocío, quien las había dejado segundos antes en el paso a nivel, presenció el accidente desde el Volkswagen Gol plateado en el que las había trasladado hasta allí.
Presa de la desesperación, el hombre bajó del coche y corrió hacia el cuerpo ya sin vida de su hija.

Desde el tren

Según testigos, desconsolados, los maquinistas del tren repetían como una letanía "No puede ser, no puede ser", sin lograr explicarse la tragedia.
El tren venía con las luces encendidas, tocó bocina y redujo la velocidad lo más que pudo, ya que incluso debía detenerse en la estación. Nada sirvió para evitar la tragedia.
Los pasajeros no se animaban a asomarse, como si no quisieran enterarse de lo que acababa de ocurrir. Así se mantuvieron durante las más de dos horas que el convoy estuvo detenido en el lugar de la tragedia.

Cámaras

El fiscal Atienza, quien está a cargo de la investigación del hecho, apelará seguramente a la cámara que tiene la máquina número 8248 y las dos cámaras que están ubicadas estratégicamente en el gabín de la calle Entre Ríos y que graban permanentemente.
En ellas habrá quedado registrado el accidente fatal de ayer.

Silencio...

El hecho repercutió no sólo en los hogares villamarienses, sino también en algunas instituciones que, de alguna manera se hicieron eco de lo ocurrido y decidieron un respetuoso silencio.
Tal es el caso de los delegados gremiales del Palacio Municipal y los trabajadores del Hospital Regional Pasteur, quienes tenían previstas sendas asambleas y decidieron suspenderlas y sumarse al luto en que quedó sumida la Villa.

Otros casos en la historia

No son pocos los accidentes ferroviarios ocurridos en Villa María, en los últimos 30 años, si se tiene en cuenta que la frecuencia del paso de los trenes no es alta.
Recordamos el sufrido por los chicos Dono y Domenech, que le costó la vida al primero de ellos, en el paso a nivel de la calle Entre Ríos; el del joven Oliva, en 1991, en el de la calle Mendoza; el de la joven cordobesa que se cayó del tren en la calle Santa Fe el día después de la última actuación de los Redonditos de Ricota.
El joven motociclista que golpeó con la cabeza contra la barrera, en el paso a nivel de Vélez Sarsfield, entre otros.



DESCRIPCION DE LAS FOTOGRAFIAS

1) Personal de Bomberos trata de retirar los restos del cadáver de Mercaú debajo de las ruedas del tren

2) Efectivos policiales rodean el cuerpo sin vida de la niña muerta, a la espera del fiscal

3) El padre y abuelo de las víctimas, desconsolado, es contenido por varios policías