¿Querés ser Dios por un momento? Esta es una pregunta para nada alocada para los tiempos que corren, donde la ficción y la realidad parecen hermanas gemelas.
Estamos hablando de un avance tan acelerado y sin escrúpulos que terminará con nosotros tal y como observamos en los más imaginativos relatos. Ese deseo de ser lo que no se es, es una moda que llegó para quedarse y se alimenta de una droga gratuita y de fácil acceso: el poder.
El simple hecho de poder mirar por sobre la cabeza de otro equivale a ser amo y señor de esa persona y todo lo que le compete.
Pero el poder no actúa solo; a este “cóctel” se le suma otra droga: la ambición.
Si bien la ciencia nos ha llevado a lograr avances significativos para mejorar la calidad de vida, serán éstos quienes terminarán con la misma.
¿Es mucho mejor llegar a la perfección, tanto interna como externa?
Primero, empezamos por nosotros mismos, cambiamos nuestro color de pelo, de ojos, nos corregimos imperfecciones. Luego fuimos transgrediendo las barreras de la naturaleza hasta el extremo de batallar contra la muerte, sólo por sacarnos las “grasitas de más’’, ponernos implantes en los pechos, pantorrillas e incluso de piel, sólo para vernos mejor; aunque en realidad nada de esto es así; lo único que logramos es vernos más como un monstruo, opinión que compartimos con la escritora Rosa Montero (autora del texto “Momias vivientes y otros monstruos’’, publicado el 22 de abril de 2001 en La Voz del Interior).
¿En qué nos satisface esa perfección?
Porque la cuestión ahora empeoró. No basta con buscar la "perfección" en nosotros sino que vamos por más: nos remontamos a la era de Hitler intentando crear la raza perfecta.
Muy pronto podremos conseguir niños en un Mc Donald’s genetista, donde al llegar nos darán a elegir entre el Combo 1 (un niño rubio de ojos claros y superdotado), el Combo 2 (un niño de cabello oscuro, ojos verdes, con genes de atleta que perfila a medalla dorada en Juegos Olímpicos) y el Combo 3 (un niño hecho a su gusto, al que puede incluirle algo suyo).
¿Es tan necesario el perfeccionismo?
Muchos de nosotros seguro diríamos que no, sin embargo, avances como la clonación o manipulación genética nos llevarían a crear dos subgrupos de personas: nosotros y los nuevos seres, que nos desplazarían debido a su perfección. Nada mejor que un empleado que no enferme, que cargue el triple de su peso; y no sólo uno, miles quizás hasta millones.
Vamos tan rápido que pronto estaremos a pocos pasos. No nos apuremos y, más que nada, pensemos en el precio de la perfección.
El hombre busca dominarlo todo y lo está logrando ¿Qué pasará cuando se dé cuenta de que la bestia se vuelve contra su creador?...
Pablo Lobato, Gimena Loza, y Pablo Matos, alumnos de sexto año
de secundaria
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