De muy niña había recibido en la calle un folleto de una escuela de danzas clásicas. Sin tener referentes próximos en su familia, enseguida pensó en Julio Bocca, aquel prestigioso bailarín que alguna vez viera por televisión. Y decidió entrar a la primera clase.
Hoy, con tiernos 17 años, es una de las bailarinas contratadas por el Ballet Argentino que dirige el propio Bocca, para integrar el espectáculo “Estrellas en danza”, que se presentará esta noche desde las 22, en el Teatro Verdi, con la presencia estelar de Eleonora Cassano y Cecilia Figaredo.
Georgina Giovannoni, sobrina de la escritora y pintora villamariense Susana Giraudo, es una de las promesas de la danza cordobesa, con un par de distinciones en su haber y una enriquecedora experiencia como integrante del Joven Ballet de Luxemburgo, actuando en Francia y México, a los 11 años.
Ahora, Georgina -oriunda de Alta Gracia, de papá villamariense, con estancia de niñez, adolescencia en Carlos Paz y actualmente radicada en Buenos Aires- intenta perfeccionarse en el arte estilizado mientras evalúa “rendir en los próximos años para ingresar a otros ballets”. En diálogo con EL DIARIO confiesa que sus sueños apuntan al American Ballet de Estados Unidos (donde brilla la argentina Paloma Herrera) y el Royal Ballet de Londres. Por lo pronto, fiel a su perfil bajo señala: “Para mí todo lo que me ha ocurrido se trata de un aprendizaje, todavía no me considero una profesional”.
En 2001, con 10 años obtiene una medalla de oro en el Danzart de nuestra ciudad. Un año después consigue una beca para el estudio de Mónica Panader, quien le otorga el pasaje a Francia. A los 15 años, logra desfilar por el estudio del renombrado profesor Raúl Candal, antes de su ingreso definitivo en el Ballet Argentino.
Junto al elenco viene de realizar una gira por España donde posiblemente vuelva en el mes de octubre. Según cuenta Georgina, es “en Europa donde todavía se aprecia lo clásico, aunque va un elenco argentino nos pide el tango. En nuestro país, tal vez por nuestra cultura, lo clásico ya se está dejando de lado y prima lo moderno o contemporáneo”.
Aunque, a la par de su ascenso, emerge la otra cara. “Tuve que dejar las salidas y los grupos de amigos. Todavía no terminé el secundario, así que tendré que hacer un cursado acelerado. Además, tengo una dieta especial y una rutina bien planificada, de 11 a 17, todos los días. Aunque yo voy una hora antes, para prepararme.” Para ella no son deudas con su vida, sino “postergaciones” para más adelante. “Esto es lo que quiero hacer, después tendré tiempo”, indica. Tal es el compromiso que mantiene con su vocación que en los últimos tiempos deambulaba con tacos altos por su casa para reforzar un pie que había padecido una lesión.

El tango, en dudas

Respecto al programa del espectáculo publicado ayer en estas páginas, Giovannoni adelantó que “el pasaje del tango de Oscar Araiz está en dudas de realizarlo”.