Escribe: Gustavo Ferradans
Y “El Runcho” se va del básquet. De repente, nos pasaron por la memoria cientos de imágenes que testimoniaron que Fernando Vispo le ha dado a este deporte la mayor parte de su vida.
Casi como una sola voz, todos los que compartieron con él un plantel o fueron sus adversarios, también dirigentes, árbitros, entrenadores y simpatizantes, coincidieron en algo: “Qué buen jugador, pero sobre todo qué buen tipo”.
La despedida no pudo haber sido mejor. Se va con un título, dando una vuelta olímpica y ganador. Se fue regalando y derrochando talento, ganas, lanzamientos, asistencias y festejos.
Se va de la actividad con 37 años, pero mostrando que lo hace en un buen nivel, jugando de igual a igual junto a rivales o compañeros que en varios casos son muy menores que él, tanto que cuando debutó en la Liga Nacional A, allá a comienzos de los ´90 en Banco de Córdoba, no habían nacido o estaban en el Jardín de Infantes, pero que esa diferencia de edad en la cancha no se notaba.
Se va de las canchas ovacionado, querido y admirado. Acompañado por sus amigos y su familia, sus dos hijos y el tercero en el vientre de Laura, su mujer, también por su madre y su padre, “El Tito”.
Se despidió de las canchas escuchando “El Runcho no se va, y El Runcho no se va”, como era de superar… y todos ya empezaron (o empezamos) a extrañarlo. Sólo nos queda una frase para decirle a Fernando Adrián Vispo, ¡gracias por el basquetbol!
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