Agrónomos de los departamentos San Martín y Tercero Arriba coinciden en señalar que la siembra de maíz disminuirá entre un 25 y un 30%.
Esto producirá indefectiblemente, que el productor se vuelque más a la soja, afectando la normal rotación de cultivos. Las causas de esta decisión tiene origen en la cuestión climática y en los costos.
Es indudable que la sequía histórica que atravesamos influye en la determinación de no sembrar maíz. “Si antes del 10 de setiembre llueve bien, seguro que los pronósticos no serán tan desalentadores”, dijo uno de los agrónomos consultados. El otro factor fundamental es el costo: estimaciones privadas indican que el costo ascendió este año a un valor que oscila entre 450 y 500 dólares la tonelada, lo que hace difícil estimar la rentabilidad que puede tener el maíz.
La siembra de ese grano se realiza con los primeros calores, dado que necesita una temperatura en la tierra de 12 grados, con una estabilidad de al menos tres días seguidos. Es decir, que entre la primera quincena de setiembre y la primera de octubre, se concreta la siembra. El de segunda se siembra los primeros días de diciembre.
“El que se acostumbró a hacer maíz lo seguirá haciendo, pero con un menor nivel tecnológico”, indicó Eduardo Spesia, ingeniero agrónomo de la Cooperativa Agricultores Unidos de Tancacha. “Y al que le fue mal el año pasado, hará algo de sorgo, aunque no mucho, pero nada de maíz y el resto será soja”, agregó.
Todos coinciden: el horizonte sojero de esta zona seguirá ampliándose. Si eso ocurre, la rotación, que los agrónomos plantean como fundamental, retrocederá.
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