Escribe: Juan José Coronell
Especial para EL DIARIO
El nombre de la reserva proviene de la voz araucana Mallín, que significa lago subterráneo o lugar pantanoso. Con una altura de 1.035 metros sobre el nivel del mar, este lugar nos invita a descubrir el maravilloso mundo de los animales de la provincia.
La formación de esta caverna se produjo a través de movimientos sísmicos que causaron derrumbes y colocaron piedras encima de la quebrada. Esta reserva cuenta con un recorrido lleno de sorpresas: piedras con formas dadas por la erosión, entre las que pueden detectarse claramente algunas como “La cabeza del indio”, “El tanque”, “El mono” o “El perro”.
Continuando por unos pasadizos, se llega a “La garganta del diablo” y el agua se precipita en una oscura caverna, que se denomina “Cueva de los pajaritos”, siendo la colonia de pájaros más austral del mundo.
Los habitantes del lugar
La “Cueva de los pajaritos”, tiene un dueño particular: el Chirrio. Es un ave que se denomina de esa manera por los chirridos que emiten cuando vuelven a la cueva.
El Chirrio es la única ave que habita en las paredes de piedra verticales, sale al amanecer y vuelve al anochecer. Conocidos también como pájaros aguateros por revolotear sobre el arroyo Mallín, son capaces de anunciar mediante esta acción, lluvias unas 24 horas o 48 horas antes de producirse. Siendo más grande que las golondrinas, los machos de color negro y cuello blanco y las hembras de color gris oscuro, son capaces de volar velozmente por su contextura llena de fuerza en las alas. Son ellos los principales protagonistas de este lugar de Córdoba.
Se anuncian cuando descienden a las gargantas en bandadas a gran velocidad (avisan con cantos su llegada), frenan violentamente y se posan en las rocas verticales y lisas.
Ese típico chirrido es muy alegre y se da con mayor frecuencia en la vuelta al hogar o en épocas de celo.
El Chirrio se alimenta básicamente de insectos que obtiene en el aire, favorecido por su velocidad y esto le ha dado la clasificación de útiles por prestarle un servicio al ser humano.
Este es un lugar digno de conocer y para ello se debe tener presente la información de los pájaros. Por eso vale seguir enumerando ciertas características. Se aparean a partir de agosto. Los nidos son construidos en pequeñas salientes de las rocas, en todas las gargantas del arroyo Mallín, no solamente en la cueva, y lo hacen con raíces y fibras vegetales.
Forman bandadas entre 20 y 40 pajaritos.
Si bien no se ha observado que emigren, en invierno se ven pocos y lo mismo pasa si llega a llover, ya que no salen de la Cueva.
Por último no son aptos para vivir en cautiverio ya que necesitan de grandes espacios para desplazarse. Tal vez una de las cosas más importantes es que no se asustan ante la presencia del ser humano. En esa situación actúan naturalmente, por lo que las personas que van allí se dejan llevar por este espectáculo original y son partícipes del mismo.
El recorrido
El predio es privado y pertenece a Pilades Richi, quien registra a los visitantes y cobra la entrada (que dura 10 días) por persona. Los niños pagan desde los 6 años. El recorrido es de 500 metros y se inicia cerca de la casa familiar a través de senderos naturales y construidos. Se aconseja, para disfrutar más, el horario de las 18, porque es cuando las aves regresan. El mirador del lago San Roque, la “Lluvia de amor” y el “Bosque de los duendes”, completan esta visita.
Informes:
Tel. (03541) 15581151
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