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La azul y blanca en un avión, es el país en “el cielo” del mundo. Aerolíneas Argentinas realiza el 83,9% de los vuelos de cabotaje y el 40% de los internacionales que parten de Ezeiza.
¿Cuándo comienza a parirse esta empresa? En el año 1929, bajo la segunda Presidencia de Hipólito Yrigoyen se crea la “Compañía Aeropostal Argentina” (Aeroposta) a cargo del piloto y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry (autor de El Principito), quien se casó con la argentina Consuelo Suncín.
El Gobierno de Yrigoyen, analizando la vasta amplitud de la geografía del país y la necesidad de contar con medios rápidos de comunicación entre el interior y las grandes ciudades, estableció una línea aérea para transportar pasajeros y correo. Los primeros dos destinos que sirvió Aeroposta fueron Mendoza y Posadas. Los franceses Jean Mermoz y Antoine de Saint-Exupéry se contaron entre sus primeros pilotos.
Un año después, ya estaban volando otras dos aerolíneas, LASO (Líneas Aéreas del Sudoeste) y LANE (Líneas Aéreas del Noreste), y el número de ciudades argentinas servidas por rutas aéreas se triplicó. El 23 de octubre de 1945, LASO y LANE se fusionaron, convirtiéndose en LADE (Líneas Aéreas del Estado).
La formación de la nueva empresa pública fue vista, en su momento, como una medida tomada justo a tiempo, puesto que la Segunda Guerra Mundial estaba en su ocaso y se abría una etapa de crecimiento para la aviación comercial.
En 1946 los primeros Douglas DC-3 surcaron los cielos. En ese año nació FAMA (Flota Aérea Mercante Argentina), su primer piloto fue Andrés Pedraza.

Bautismo y nuevo
aeropuerto

En mayo de 1949, se fusionaron todas las líneas mencionadas anteriormente y se bautizó a la empresa con el nombre de Aerolíneas Argentinas.
El 7 de diciembre de 1950, bajo la Presidencia de Juan Domingo Perón tuvo su Bautismo de fuego. Para este tiempo, Argentina no contaba todavía con ningún aeropuerto de proporciones, por lo que el Gobierno de Perón construyó Ezeiza.
A la flota, se incorporaron los Douglas DC-4 y se inauguraron servicios a Santiago de Chile, Lima, Santa Cruz de la Sierra y São Paulo.
Esos años fueron testigos del arribo de los DC-6, y la realización de vuelos nocturnos. El nombre de Aerolíneas Argentinas estuvo en Nueva York, La Habana, Lisboa, Dakar y Río de Janeiro.

Voy en jet

Para fines de los ‘50, el jet Comet IV se convertía en estrella y Aerolíneas se adelantó a las otras compañías sudamericanas. Su titular, Juan José Güiraldes, fue el encargado de convencer al presidente Arturo Frondizi de la compra de seis de los nuevos aviones, con la condición de que Aerolíneas los pagaría más tarde.
El negocio se hizo y el 2 de marzo de 1959 aterrizó en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini el Tres Marías, el primer jet que voló Aerolíneas.
El crecimiento fue sostenido y nuevas rutas se abrieron: Londres, París, Roma y Madrid. A partir del año 1966, comenzó el remplazo de los Comet 4C por los Boeing 707-320 " y luego en los ‘70 fue la hora de los Boeing 737-200 "Advanced", Boeing 747-200 (a partir de 1976) y Boeing 727-200 (a partir de 1978).

Vuelo privado

La privatización de Aerolíneas se empieza a discutir en 1988, durante la Presidencia de Raúl Alfonsín. La propuesta era asociar a AA con la empresa escandinava SAS (Scandinavian Air System). Esta idea se vino a pique por la cerrada oposición del justicialismo, quien consideró que “era un atentado a la soberanía”.

Pero, con el aterrizaje del peronista Carlos Menem a la Presidencia la privatización cobró vuelo y en 1990 se llamó a licitación. Hubo un interesado, el consorcio español Iberia-Cielos, que ofreció pagar 260 millones de dólares en efectivo y 1.610 millones de dólares en títulos de deuda para quedarse con el 85% de las acciones. La compañía estaba valuada en 636 millones de dólares, contando únicamente sus bienes físicos, ganaba unos 90 millones de dólares anuales y tenía uno de los máximos estándares de seguridad en el nivel internacional. Para favorecer su venta, el Estado absorbió la deuda que rondaba los 700 millones de dólares. Las aeronaves y la mayoría de las propiedades de Aerolíneas (tanto las oficinas centrales como oficinas en París, Nueva York, Los Angeles, Roma y Francfort) fueron vendidas. Los problemas internos de Iberia y de sus filiales la llevaron a la bancarrota en 1994, momento en el que el accionariado de Aerolíneas pasa a la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), ente público de participaciones industriales del Estado español. Aerolíneas unió sus operaciones con la línea de cabotaje argentina Austral Líneas Aéreas. El Gobierno español negoció con una línea norteamericana pero duró poco.
En junio de 2001 se suspendieron los vuelos a siete destinos internacionales y la aerolínea entró en convocatoria de acreedores. En octubre del mismo año, el control de Aerolíneas Argentinas y Austral fue cedido a Air Comet, un consorcio formado por las aerolíneas privadas españolas Spanair y Air Comet junto con el operador de turismo Viajes Marsans, que adquirió el 92,1% de las acciones.
Luego de estar al borde del cierre durante casi todo 2001 y agonizando recibió una inyección de capital (50 millones de dólares del Grupo Marsans), y del Gobierno de de la Rúa.
En 2002 la empresa salió de la convocatoria de acreedores luego que un juez de Buenos Aires aceptara la reestructuración de su deuda.
Hoy, el pasivo superaría los mil millones de dólares y el activo está liquidado

Sin paracaídas

- En la fecha de transferencia de Aerolíneas a Iberia, la empresa contaba con 28 aparatos propios y uno alquilado. En 1995, sólo quedaban 10. En 2001, nada más que un avión propio.
- En julio de 2000, la empresa tenía una deuda de 870 millones de dólares. Similar suma a la que se discute hoy.
- Cuando Iberia compró Aerolíneas, la empresa tenía 11.500 empleados, cuando se la traspasó a Marsans quedaban 6.500. En la actualidad, hay 9.300.
- Alberto Daniel García, abogado del Estado en representación de De Vido, inició en 2003, 2004 y 2005 demandas ante el fuero comercial para impugnar los balances de la empresa acusando a Marsans de manejos irregulares en los fondos transferidos por la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), y abusar de su posición como accionista mayoritario. Luego, los balances fueron aprobados.
- Durante 2008 el Estado lleva gastado en Aerolíneas y Austral 587 millones de pesos, según datos oficiales de la Auditoría General de la Nación. Hay quienes sostienen que con este aporte, el Estado ya es dueño de la mayoría de las acciones.