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1- Imagen de procesiones anteriores, con cientos de fieles venerando la imagen. 2- La guardia a las puertas del templo |
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Niños, adultos, familias enteras se dan cita cada año para renovar su fe frente a Nuestra Señora del Valle, patrona de Catamarca. La comunidad del templo de Nuestra Señora del Valle, en la capital provincial, organiza una agenda amplia de actividades para recibir como merecen los miles de visitantes del norte al sur, del oeste al este de la Argentina.
El 29 de noviembre comienza el novenario, con la bajada de la Sagrada Imagen de la Virgen de su Camarín para ser colocada en su trono en el Presbiterio de la Catedral, y culmina el 8 de diciembre, con la solemne procesión, multitudinaria y colorida expresión de la fe católica. Comienza en la Plaza de los Maestros hacia La Alameda, y desde allí a la Plaza 25 de Mayo, para luego dar paso al retorno de la imagen de la Virgen a la Catedral, acompañada por el rezo del Santo Rosario y las canciones. El ritual de veneración a su “morenita” expresa la convivencia entre las familias y las culturas que colman las plazas.
Durante el novenario, cada noche a las 20 y las 21 se realizan misas con intenciones especiales, como juventud, familia, ancianos y enfermos. Al término de cada celebración, el área de Cultura organiza espectáculos en vivo de música y danza protagonizados por artistas locales y provinciales, que complementan los momentos de recreación de los peregrinos. El cronograma de actividades se completa con la Misa de los Gauchos, un original homenaje de los hombres de a caballo a la Virgen en el Parque Adán Quiroga, principal área verde de San Fernando del Valle de Catamarca.
El templo de Nuestra Señora del Valle merece una visita por tratarse de una joya arquitectónica norteña. Proyectado por el arquitecto y urbanista Luis Caravatti, se construyó en el siglo XIX con un marcado estilo neoclásico. El atrio de la fachada roza la vereda, y está custodiado por dos torres que alcanzan cerca de 40 metros de altura. En su interior, sorprende su maravillosa cúpula, con una imagen de la asunción de María a los cielos entre varias obras que relatan la historia de la Virgen, pintadas por el artista italiano Orlando Orlandi. Los visitantes también disfrutar del paseo en el Salón del Peregrino, vecino al templo, donde se organiza una muestra artesanal con productos autóctonos del interior catamarqueño: dulces, confituras, mantas y ponchos, entre muchos otros productos.
El momento más emotivo será sin dudas la despedida de la Imagen, que regresa a su Camarín mientras los fieles dicen al unísono: “Adiós, Reina del Cielo”. “Se trata de la fiesta religiosa más importante de nuestra provincia, donde el turismo religioso tiene mucho para ofrecer. En los alrededores de la capital, por ejemplo, se pueden visitar las iglesias de San Pablo, San Isidro Labrador, Villa Dolores y San Antonio de Padua, -que dan cuenta de la influencia europea en las construcciones de las comunidades religiosas durante el siglo XIX”, detalla Cristina Capilla-, del área de Promoción Turística de la Secretaría de Turismo de Catamarca.
Otra atractiva opción para los turistas es visitar la Gruta de la Virgen del Valle en Choya, a sólo 7 kilómetros de la capital provincial, donde se encontró la Sagrada Imagen en 1620. También es posible recorrer la iglesia y convento de San Francisco, construidos con materiales de la zona: cal de la quebrada de El Tala, ladrillos de la Chacarita de los Padres, piedras de los cerros vecinos y arena del río del Valle. El templo, construido bajo la dirección del arquitecto italiano Fray Luis Giorgi, presenta un depurado estilo barroco. Allí se exhibe el corazón de Fray Mamerto Esquiú, célebre orador de la redacción de la Constitución Nacional en 1853.
Tierra de creyentes, de expresiones populares y de cercanía en la fe. Expresiones auténticas de Catamarca, geografía que cultiva el sincero espíritu de su pueblo.
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