Escribe: Jesús Chirino

A poco tiempo de que el mayor, ingeniero Torres tomara el poder a nivel municipal comenzaron las especulaciones acerca de quién sería el dictador loco o, para decirlo de manera más apropiada, el representante local de la dictadura que se hacía llamar “Proceso de Reorganización Nacional” que usaba el miedo como técnica de gestión social.

Rumores

El martes 30 de marzo de 1976, quien era ministro de Gobierno de la intervención militar de la provincia, coronel Miguel Angel Marini, se reunió con los ex intendentes de las pequeñas poblaciones del suelo cordobés. Los mismos habían sido designados comisionado del Gobierno militar. En el caso de ciudades más importantes como el caso de Villa María se nombraron interventores militares. Generalmente eran los mismos que habían estado encargados de cumplir con la orden de destitución de los intendentes democráticos.
Para esa fecha ya corrían rumores referidos a quién sucedería al interventor José Cayetano Torres en nuestra ciudad. El diario local “Noticias” en su edición del día 31 de marzo se hizo eco de algunos trascendidos que surcaban diferentes ámbitos de la ciudad. Había quienes postulaban el nombre de Alfredo Vijande, otros veían con mayores posibilidades a Florencio Asencio. Dos hombres del medio que en épocas anteriores había estado a cargo del municipio. Por otra parte, la designación de Manuel Alberto Palomino como asesor legal de la gestión militar del municipio, llevaba a que algunos especularan que el comisionado podría ser un abogado.
De todas maneras quién tendría la palabra final sería el militar que fuera designado gobernador de Córdoba.

Gobernador militar

El lunes 13 de abril asumió el gobernador provincial designado por la dictadura militar para remplazar a quien hasta entonces había sido interventor militar, general de brigada José Antonio Vaquero. Este militar regresaba a ocupar el segundo puesto en la Jefatura del Estado Mayor del Tercer Cuerpo del Ejército comandado por Benjamín Menéndez.

Al asumir la Gobernación el general Carlos B. Chasseing en su primer discurso como autoridad provincial dijo que “la lucha contra la delincuencia subversiva continuará hasta su total eliminación”, anunció que consideraba que existía “un exceso de personal... imposible de mantener”. En relación a los planes sociales señaló que “la responsabilidad del Gobierno no consiste en repartir dádivas entre los necesitados, sino eliminar las condiciones que motivan dicha situación”. Por otra parte aclaró que el criterio militar era designar a oficiales superiores para ocupar los ministerios, mientras que la mayoría de cargos de menor rango serían ofrecidos a civiles. En esta categoría se encontraba la Intendencia local.

Comisionado municipal

En Villa María el militar interventor se la pasaba arrojando culpas al Gobierno anterior y tratando de entregar datos que “mostraran” lo mal que se había gobernado. Así decía, por ejemplo que también en la ciudad también existía demasiado personal. Dijo que si bien no conocía el número exacto de trabajadores mensualizados o jornalizados del municipio creía saber que el 70% del presupuesto del Estado municipal estaba destinado a sueldos y jornales, el 25% a gastos de mantenimiento y sólo, remarcaba, el 5% restante quedaba para obras.
Las especulaciones acerca de quién sucedería Torres continuaron, hasta que el 3 de setiembre se dictó la norma por la cual el Gobierno dictatorial de la provincia dio por terminada la “misión oportunamente encargada al Mayor Dn. José Luis Cayetano Torres (NI Nº - Clase 1936)…”, designándose como “intendente municipal de la ciudad” (sic.) ”al señor Adolfo Jaca (NI Nº. 2906751 - Clase 1925). Con ese decreto, Nº 2880, se terminaron los rumores, ya se sabía quién tendría la misión de representar la dictadura militar más atroz en la administración municipal de Villa María.

(*) Luis León Yong, ilustrador, caricaturista, diseñador e infografista radicado en Córdoba, ha publicado en distintas editoriales tanto a nivel nacional como internacional, recibiendo por ello diversos galardones por sus diseños, tal es el caso de la SND (Society Newspaper Design) la máxima institución que a nivel mundial clasifica los trabajos.
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