* Alumni se despidió del torneo Apertura 2009 del Argentino A, perdiendo en Plaza Ocampo con Central Córdoba de Santiago del Estero

* Con esta derrota, al jugarse ayer en forma completa la fecha de culminación, terminó último en la Zona 3 y quedó en situación comprometida

* Jugó un total de 16 encuentros, ganó dos, empató seis y perdió ocho, reuniendo 12 unidades, una menos que Estudiantes de Río Cuarto

* Ahora deberá esperar la iniciación del Clausura 2010, que comenzará en enero próximo. No tendrá los mismos rivales que en el finalizado campeonato


Escribe: Juan Manuel Gorno
(de nuestra Redacción)

Ni la más mínima esperanza, basada en la búsqueda de una despedida decorosa, pudo contrarestar una triste realidad en Alumni.
En la tarde gris de la última fecha, el equipo dirigido por Rubén Agüero no pudo ocultar sus problemas en los lugares más importantes de la cancha, donde se cocinan los goles, y como sucedió en otros tantos partidos del torneo Argentino A, se retiró abrazado al lamento, mientras su rival, esta vez Central Córdoba de Santiago del Estero, quedó de festejo en el campo de juego.
La falta de eficacia, más la cuota de azar que nunca tuvo, no le permitió al elenco villamariense sumar en la tabla, como necesitaba en su lucha por zafar del último puesto, entonces el “ferroviario” aprovechó, marcó un gol en el segundo tiempo y se llevó una victoria que lo catapultó a la fase final del campeonato.
“A esta película la vimos todos”, reconoció después el defensor Nahuel Caler, tal vez en la mejor frase para reflejar el torneo que hizo Alumni en el año.
Ayer, igual que antes, el equipo hizo el esfuerzo para quedarse con los tres puntos. Dominó el mediocampo en el primer tiempo y controló el partido con buena circulación e insistencia por las bandas.
La sociedad entre Hugo Yocca y Matías Bolatti; el aporte de David Reano sobre las espaldas de Gabriel Bolatti, más la movilidad de Román Strada, solventaron una propuesta valiosa para ganar en esa etapa inicial, cuando se vio lo mejor de Alumni. Pero no siempre “lo mejor” termina siendo lo perfecto en el fútbol.
Para redondear la tarea, vale trasladar siempre las intenciones a los hechos, algo que Alumni no logró nunca, así sea por metros, centímetros o milímetros de un arco.
A los 9 minutos, Strada marcó la tendencia más clara: se hamacó hacia la izquierda, dejó a un rival atrás y envió un zurdazo cruzado... La pelota pegó en el palo y volvió hacia la posición del arquero Germán Montenegro, quien parecía vencido.
Frente al uno santiagueño se dieron otras acciones de riesgo que terminaron en centros pasados o disparos totalmente desviados. Pero la jugada más lamentada se dio a los 36’, cuando Strada se escapó por la izquierda y envió el pase a la derecha... Juan Bueno, muy solo, increíblemente la tiró afuera con la zurda.
Volvieron entonces los viejos fantasmas, los que obligan a replantear cuestiones de definición que forman parte de la puntería, la serenidad, la jerarquía y otros factores.
Después se pueden desglosar otras cuestiones, como las tácticas, tal como leyó el partido el técnico visitante, Carlos Ereros, quien -preocupado por la floja tarea de su equipo en el período inicial- modificó el dibujo en el complemento para cambiar el rumbo del partido.
Es que los santiagueños, que apenas se habían arrimado a Ronco en los primeros 45 minutos, marcaron mejor presencia en el complemento con el ingreso de David Robles (ex fortinero) y posteriormente de Sebastián Sáez.
Alumni, sin Bueno en la delantera (golpeado en un ojo y remplazado por Federico Depetris), igual perdió en el medio y tardó en tomarle el pulso a las modificaciones del rival.
No obstante, el duelo de necesitados -el local, para zafar de abajo y el visitante para clasificar- “estaba para cualquiera” que pudiera concretar. En Central falló primero García Chamut, debajo del arco, y en Alumni se lo perdió Strada, ingresando por izquierda.
Sin embargo, a los 27’, vía contragolpe, el equipo santiagueño encontró la llave del éxito en la velocidad y el oportunismo de sus delanteros, ya que Sáez encabezó el ataque y habilitó a Darwin Barretto, quien picó por derecha y cruzó la pelota con un derechazo rasante que batió a Ronco.
La respuesta de Alumni no cambió la realidad: Montenegro primero tapó un disparo violento de Strada y, en el rebote, alcanzó a manotear la pelota tras la embestida de Matías Bolatti, quien quedaba solo para definir.
Después Central Córdoba tuvo posibilidades de aumentar, pero despilfarró chances nítidas de contragolpe, hasta el cierre del partido.
Alumni quedó último, en Zona de Promoción, aunque por ahora zafa del descenso directo, simplemente por cuestiones de goles, como una paradoja del destino.

LA FIGURA

El arquero Germán Montenegro se destacó por un par de atajadas importantes cuando su equipo se encontraba en ventaja. Pero además, el “uno” se mostró seguro y tuvo una tarea casi impecable. También fue bueno lo de Barretto, en el segundo tiempo.

EL ARBITRO

Escribe: Jorge Candia
(instructor nacional de árbitros)

El fútbol tiene su reglamento y es para hacerlo cumplir. En estos tiempos que modificaciones, interpretaciones y hasta cambios en la regla se fueron sucediendo, si no estamos instruidos, lo único que hacemos en el campo es adivinar o acertar. En definitiva, no sabemos si estamos en lo cierto o en lo equivocado.
Esto se puntualiza porque, en la regla 11 (fuera de juego), se indica que “si un defensor sale del campo por cualquier motivo, sin la autorización del árbitro, se le considerará, a efectos de determinar el fuera de juego, que está en su propia línea de meta o de banda hasta la siguiente interrupción del juego”.
Si esto lo leemos y no lo interpretamos con la ayuda de un profesional en la cuestión, pasa a ser algo irrelevante de la regla. Y a esto hay que tenerlo muy en cuenta. Significa, nada más y nada menos, que un jugador que por acción de juego, queda golpeado dentro o fuera del terreno, habilita la posición.
En el caso de Edgardo Sager, ayer esto no tuvo la interpretación adecuada.
Otro tema: lo imprudente, lo temerario y el uso de una fuerza excesiva, no se lo puede calificar como que no tuvo intención. Esto no existe en el fútbol, por lo tanto, la falta debe ser sancionada y, de acuerdo al criterio del árbitro, penarse con tarjeta.
Las jugadas que llevan temerosidad no pueden ser obviadas. Para ello, los instructores trabajan con los árbitros para ubicarlos en el terreno de juego y que, de esa manera, tengan una perfecta visión para poder juzgar lo que, en esta oportunidad, Sager no pudo ver: una infracción temeraria del número 8 del visitante (García Chamut) contra el 8 de Alumni (Matías Bolatti), en el primer tiempo, lo que pudo haber significado la expulsión del primero, que estaba amonestado.