Eran las 5 de ayer cuando Felipe “Kililo” Botta se aprestaba a terminar de guardar el auto, en el que había ido a buscar a una de sus hijas que estuvo en un cumpleaños, cuando un individuo armado, que no ocultaba su rostro, aunque lo cubría parcialmente con una gorra, lo sorprendió en la puerta del garaje.
Instantes después “aparecieron” de las sombras otros dos desconocidos, también armados, que se sumaron al primero y obligaron al presidente del circuito local de la Unión Cívica Radical y a su hija, a entrar a la vivienda, situada en la cuarta cuadra de calle Garay, en barrio Palermo.

s Treinta minutos

Las órdenes del primero de los delincuentes sonaron precisas antes de ingresar a la vivienda: “¡No me mires!”, para obligar después: “¡Cállense y entren...!”.
En el hogar se encontraban durmiendo la esposa de Botta y otras dos hijas. El único que estaba ausente era el hijo de la familia.
Los asaltantes, según se informó, actuaron con plena tranquilidad, al punto que permanecieron en el interior no menos de media hora.
Afortunadamente ninguno de los integrantes de la familia fue golpeado por los cacos, aunque les cubrieron la cabeza con pulóveres, los ataron con cordones de los calzados y los encerraron a todos en uno de los dormitorios.

El botín

Durante todo el tiempo que permanecieron en la casa, los ladrones revisaron hasta el último rincón y se apoderaron de una cifra no precisada de dinero en efectivo, distintas alhajas y los teléfonos celulares.
Dominantes y seguros de su accionar, los furtivos terminaron “el trabajo” y se fueron por la misma puerta por la que habían entrado.
Los vecinos que residen en el lugar, en tanto, dieron cuenta que éste fue uno de los tantos asaltos y robos que han sufrido durante los últimos meses.
Unos y otros, cuando relatan las experiencias vividas, coinciden en señalar que “son hechos calcados”.