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La soledad puede ser una oportunidad ya que permite sentir los recuerdos, las ilusiones, los pensamientos y el propio cuerpo |
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Psicológicamente se define a la soledad como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias, que se presenta con síntomas de trastornos psicológicos y desadaptación, como ansiedad, depresión, insomnio, etcétera. En los últimos años la soledad ha empezado a ser considerada como un problema clínico, que requiere de una terapia específica.
Este problema había sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere de una atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males. O no quieren reconocerse como "solos", debido a que experimentan vergüenza de sus sentimientos o de su inadecuación para superar el aislamiento. Socialmente no está bien vista, es asociada a un estado de infelicidad, en oposición a un idealismo del estado en pareja, o de tener muchos amigos y una vida social muy activa.
Desde el punto de vista evolutivo y analizando desde el comienzo de la vida, es bueno que el bebé esté solo despierto, descansando o jugando, sin una constante estimulación que a veces es una sobrecarga.
Es además una actitud educativa no acudir corriendo al bebé apenas este llora, que no le resuelvan siempre sus necesidades al instante lo va haciendo madurar en la capacidad de postergación, esto dado lógicamente, en dosis adecuada según la edad.
Después, es bueno que el niño esté solo, que se le respete su intimidad, que se le dé la oportunidad de desplegarse espontáneamente y sin una mirada ajena en juegos, fantasías, creatividades, autoerotismo, etcétera.
Lo natural es que pasando la adolescencia haya etapas en que la sensación es de soledad total, en las que haya angustia de saberse solo en el mundo, como único responsable de su historia.
En la medida que estas evoluciones no se hagan, se busca al otro para resolver relaciones del tipo dependientes.
El saber estar solo garantiza la formación de una pareja libre de las presiones generadas por el miedo a la ruptura.
Poder estar solo garantiza, en los períodos que se está solo, estar exentos de una gran cantidad de ansiedades que entorpecen el avance, pudiendo así moverse en la vida eficazmente en búsqueda del bienestar y enriquecimiento personal, en cuyo andar se encuentran las distintas compañías incluyendo la pareja.
Debemos trabajar hacia el fortalecimiento de esta capacidad: poder estar solos.
Esto significa el trabajo hacia la constitución de una adecuada autoestima, hacia el conocimiento real de la propia identidad, hacia el logro del cuidado personal, hacia la adquisición de independencia y autonomía adecuada al ser humano adulto.
Una cuestión importante, que parecería paradojal, consiste en que cuando la persona adquiera la capacidad de estar solo es que nunca se encuentra solo. Siempre hay al lado un otro en compañía mutua. Aunque este otro, sea o no pareja, nos puede, en muchas oportunidades acompañar o comprender aún en la dicha o en momentos dolorosos.
El estar en pareja es el mejor estado relacional de la persona siempre y cuando ésta favorezca el crecimiento y enriquecimiento personal, en cuanto haya respeto y cuidado mutuo en el marco de una comunicación franca, de lo contrario los vínculos se vuelven tóxicos y dependientes.
A las personas solas les cuesta mostrar su soledad y la esconden, sufriéndola en silencio porque temen ser estigmatizadas en una sociedad que valoriza el éxito social (tener pareja, muchos amigos, etcétera). Las estrategias de afrontamiento de la soledad hacen referencia a los esfuerzos cognitivos y conductuales que las personas ponen en marcha con el fin de minimizar, reducir o controlar los efectos adversos que ésta les provoca (estrés).
Salir de la situación de soledad requiere estrategias de afrontamiento y un primer paso puede ser revelar dicho estado.
La soledad puede ser un problema cuando no la elegimos, no sabemos estar con ella o no sabemos salir de ella. El fracaso de las relaciones interpersonales puede ser útil si sacamos provecho y revisamos nuestro estilo de relacionarnos con los demás. Pero también la soledad puede ser una oportunidad ya que permite sentir los recuerdos, las ilusiones, los pensamientos y el propio cuerpo.
Lic. Débora Landart
Psicóloga
MP.6496
centrodeterapiasdevanguardia@yahoo.com.ar
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