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13 de Diciembre de 2009
Entrevista a Puqui Charras
50 años canalizando cultura
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Por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com

Envidia.
Podría decir que le tengo envidia, pero una envidia sana.
Le admiro su capacidad de trabajo, siempre con las mejores ganas y con una amabilidad y humildad de las que ya no se encuentran fácilmente.
Tiene 73 y desde hace 50 años sigue apareciendo en los diarios, en las presentaciones, en los actos, en las obras de teatro, dictando charlas y demás acontecimientos referidos a la cultura. Incansable trabajadora va de aquí para allá aportando su esfuerzo a los lugares que la invitan. Hizo cine, títeres, organizo eventos, fue delegada del Fondo Nacional de las Artes (FNA) por Córdoba, viajó a Canadá, Uruguay, Paraguay y Brasil representando a Argentores y es profesora de arte escénico que estudió en la Facultad de Filosofía y Humanidades de Buenos Aires. Este párrafo podría ser un liviano esbozo de su prolífica actividad.
Ella es María Celia Charras, pero muy pocos la conocen por su nombre real, sino que la reconocen por "Puqui". Un apodo que utiliza desde niña y que se lo pusiese su madre, quien la llamaba para escuchar un programa radial de un matrimonio de personajes antagónicos: "Puqui", una romántica y "Pequi", un hombre práctico. Ella le gustaba escuchar esa emisión y se identificaba con ese personaje femenino que le dejara de legado ese sobrenombre con el que todos la conocemos.
Siempre dispuesta a prestar apoyo, sus materiales, su tiempo, su esfuerzo y sus conocimientos a quienes lo pidan.
Estamos en el living de su casa que está rodeado de cuadros, todos regalados por pintores a los que ella les tendió su mano cálida. Tiene en ese espacio pequeñas bibliotecas en los costados de las paredes; pero también en la cocina, en las habitaciones y por toda la casa… está rodeada te textos.
A pocos minutos de comenzada la charla, sentencia: "No me destaco en nada", como arguyendo una estrategia psicológica para sentirse más tranquila. Ella, aunque no lo quiera reconocer, ha hecho mucho por las artes de esta ciudad que ama y por ello la vinimos a visitar.
—Contanos sobre esta tarea que llevás haciendo hace mucho tiempo.
—No me destaco en nada, pero lo que más me gusta es que se sepa de la gente que hace cosas buenas. Reconocer… Desde el año 1959 me ocupo de eso, o sea, voy a un acto y me parece lindo que lo publiquen en EL DIARIO. Vinieron unos chicos de Buenos Aires y pintaron el comedor de la Escuela Juana Manzo, gratuitamente, me dije que eso tiene que saberse. Cosas así, que no trascienden mucho, pero que son valiosas. Siempre me dediqué a eso, es lo que me gusta o lo que mejor me sale.

—¿Cómo fueron tus inicios en ese sentido?
—En 1966 gané un premio en un concurso monográfico sobre la historia del Banco de la Nación Argentina y ahí me incorporan a la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) como socia activa. A partir de ahí dejo un poco la teatralización, por un tiempo y comencé a trabajar con Dolly Pagani. Entonces, venía un escritor a hacer una charla y yo iba al diario a hacer un comentario del momento.
Después estudié muchos años de teatro en Buenos Aires, con Alberto Rodríguez Muñoz, Marcelo Lavalle, entre otros… me perfeccioné en el teatro.
Más adelante me hice amiga de la familia Melano y Pérez y empecé a investigar el tango. Di charlas en el PEUAM (Programa de Extensión Universitaria para Adultos Mayores de la Universidad Nacional de Villa María), en la biblioteca, en la escuela de arte que dirige Marta Manzutti y lo lindo es cuando pude ir a Punta del Este, a una reunión de la Iglesia Cristiana y ahí pude dar una charla, eso me llenó de alegría. Otra experiencia linda fue mi participación en el Fondo Nacional de las Artes, estuve de 1980 a 1990 como delegada de la provincia de Córdoba. Esto me dio la oportunidad de hacer eso que me gusta, o sea, ayudar a la gente que trabaja por el teatro, la pintura, la música, las letras… y lograba muchas cosas para la gente de Villa María y toda la provincia.

—¿Cuáles fueron algunos de esos logros?
—El libro "Villa María y sus jóvenes poetas" lo conseguí por un subsidio del FNA, que lo publicó la SADE, la Dirección de Cultura y lo pagó el FNA. Intervinieron Mario Moral, Alejandro Schmidt, Sergio Stocchero, que siguen con esa cosa linda de escribir bien. Después "Villa María. Cuentos ilustrados" estuvieron Marta Parodi, Dolly Pagani… y siguió, se nota que estuvo bien elegido porque son gente que siguieron trabajando.
Me pasó algo lindo con Miguel Iriarte, es un director de teatro de Córdoba. Yo trabajaba llevando la contabilidad en el Hospital Ferroviario, tenía gratis mis pasajes en tren, me iba, siempre que podía, aprovechaba para buscar cosas para el policlínico y conectarme allá con el FNA. Una vez digieron que algún delegado iba a buscar un representante de la provincia que sea importante, y me tocó a mí y lo elegí a Miguel Iriarte. Cuando le aviso, no tenía ni para el pasaje, pero lo ayudaron.
Después la beca de Juan José Massafra con Felipe Noé, tan importante pintor, la consiguió por sus antecedentes, y yo el orgullo como delegada porque se lo dieron. Después había un escritor, Tessie Ricci, que fue como delegada representando la provincia y estuvo con Borges, con todos los escritores importantes… esas cosas me llenan de alegría. Dolly dio conferencias de Juan Ramón Jiménez, de Federico García Lorca… todas esas cosas con el FNA que pagaba y yo mediaba.

—Puqui, ¿sos docente?
—No, terminé el bachillerato en el Colegio Nacional, después como el bachiller no me sirvió para trabajar, estudié contabilidad en la Academia Alberdi, ahí me hago amiga de don Horacio Roqué y él me incorpora a la SADE. Luego voy al Nacional y rindo las equivalencias y termino como Perito Mercantil. Después me sale una beca en La Plata para estudiar en Estadística… o sea nada de literatura… todo con números (risas). Trabajé en la Dante Alighieri, cuando me jubilé, me llamaron para llevar la prensa de la Dante, estuve ahí. Luego en 2007 estuve enseñando narración oral en el PEUAM, murió Marta Parodi y Dolly me recomendó para hacerlo. Ahora está Alicia Perrig.

—¿Y escribís?
—En los diarios nada más. No sé crear, yo tengo que tener vivencia para poder escribir. Cuando dejé la casa de mis abuelos, esa fue una cosa triste y allí me salió un tema. Ver a mis nietos sentados en la mesa, también me ayudó.

—¿De qué manera te inclinaste por el teatro?
—Me inicio en el Colegio Nacional haciendo una obra de Alejandro Casona; en el ´60 hice "El oso"; también "Mancebo que casó con mujer brava", después "La boda"; "Sobre las ruinas". Con "El zoo de cristal" ganamos un premio en Río Tercero; luego me dedico a la SADE, pero en el ‘71 vuelve ese deseo de indagar en el teatro y ahí es como consigo una beca para trabajar con Marcelo Lavalle en Buenos Aires y me voy especializando. En Buenos Aires, hice "El deseo bajo los olmos", trabajé como extra en algunas películas (y se da vuelta y me muestra unas fotos con Alfredo Alcón cuando hicieron "Boquitas pintadas", fotos con María Rosa Gallo, Alejandra Da Passano, Perla Santalla, Torre Nilsson…).
También me piden que haga algunos homenajes como Rosa Tejada Vázquez de Theaux, el otro día me pidieron que leyera sobre Pizzorno…

—Actividades muy diversas; ¿podríamos decir que tus grandes pasiones son el teatro, la literatura y el tango?
—Ver una función de teatro, actuar es lo que más me gusta. También la poesía del tango y me gusta alguna orquesta, me gusta D’arienzo, Piazzola, que se yo… todo, aquella música que no tenía letra, la vieja guardia. Voy al taller de Dolly y cuando pide que aportemos algo, leo alguna letra de tango.
El cine también me gusta, ahora estoy desinformada, pero de chica me encantaba ir y seguir las historias semanales que se pasaban, juntábamos un peso de donde fuera para no perder la historia.

—¿Qué objetivo te hubiese gustado cumplir?
—Me hubiera gustado seguir en el teatro en Buenos Aires, y que se abra el telón en el Teatro San Martín de Buenos Aires y actuar, ese sería un deseo.

—Ya que mencionás el teatro, ¿cómo ves lo que se hace en la ciudad, en cuanto a este arte?
—Creo que lo que está haciendo Marta Manzutti con esa escuela está muy bien, Cristina Soave también hace cosas de mucho valor, Walter Stauble se defiende también, Antonio Giacardi ha hecho "La casa de Bernarda Alba", Raúl Zuin un gran actor, Pilar Monesterolo que está haciendo teatro en Pasco, Javier González hace cosas como de trapecista, es como más moderno que los otros…

—En cuanto a lo literario, otra predilección es la literatura para niños, ¿no?
—Me gusta y me siento cómoda con los niños. Hice mucho teatro para niños y estaba mirando las carpetas para acordarme. He dado títeres también en distintos colegios. Yo no me ofrezco pero me vienen a pedir y digo "bueno, si la gente necesita, yo voy".

—¡¿Pero te gusta mucho?!
—Sí, porque si me mandaran a hacer papas fritas, seguro que no voy (risas).

—Insistís con ser poco meritoria para una nota, pero has participado de la vida cultural por más de cincuenta años, ¿cómo te podrías definir?
—Como una obrera que quiere reconocer a la gente buena de Villa María, para quienes hacen cosas… sería un estímulo para la gente que hace cosas lindas para la ciudad referente a la cultura. Cuando veo algo lindo, o no tan lindo, pero veo el esfuerzo, entonces trato de decir lo bueno que me pareció. No regalar elogios, pero extraer nada más que lo bueno y comentar eso.

—Sos como una mediadora, vos estás en el medio entre lo que se hace y la gente que recepta eso. Un eslabón en el medio.
—Podría ser, me gusta la palabra mediadora, ser como un puentecito, me encanta.

Ella es la "Puqui", una mujer cuya felicidad la encuentra en los logros de los demás. Una persona que quiere a su ciudad y a la gente que trabaja en pos del engrandecimiento de la cultura.
Se conforma y contenta oficiando de nexo para dar a conocer a la gente las propuestas culturales que se van generando. No le gusta mucho que la nombren, su trabajo es casi subterráneo, pero constante y fecundo. No pretende retribuciones, tal es así, que ni considera ser merecedora del espacio utilizado para la presente nota.
Sí "Puqui", merecés mucho más que este pequeño gesto. Muchas gracias.

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