Quijotada esgrimió una de sus producciones más contundentes. El sábado por la noche estrenó “La metamorfosis” de Kafka, adaptada por Mariano Taccagni y -musicalmente- por Damián Mahler, en el IPEM 322 de Villa Nueva.
La reducción del elenco a cinco integrantes (como exige la adaptación, a diferencia de los staffs masivos habituales de comedias musicales) y la brevedad de la obra (una hora), no disminuyó el nivel de la puesta que contó con cuatro plataformas donde se ubicaban los actores y un set de iluminación impecable (en contraste, el audio de los parlamentos no fue óptimo). Asimismo, se registraron actuaciones cada vez más logradas de los pequeños intérpretes que coordinan gestos y movimientos a las letras grabadas, arrojando performances verosímiles, sobre todo de Jonatan González, Emanuel Cabrera (un verdadero hallazgo) y el trabajo de Tamara y Leyla Pereyra.
La elección de la trama también aporta otro punto, al vincularse directamente con el propósito de la asociación “quijotesca” (como sucedió de igual modo con “El retrato de Dorian Gray”), que trabaja en pos de traspasar los prejuicios sociales. “La metamorfosis” utiliza la alegoría de la transformación de un hombre en insecto para enrostrar las rotundas perversiones de los demás quienes sufren los verdaderos cambios ante el ennoblecimiento del torturado personaje. Vale resaltar la labor del vestuario, a cargo del taller de madres costureras de la asociación. J.R.S.