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Abel Pintos interpretó junto al coro el repertorio sacro ante un auditorio casi repleto |
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Una atmósfera diferente, particular, se respiraba el miércoles pasado en el Teatro Verdi. Ante un auditorio casi repleto, se pudo vivenciar un espectáculo de profunda sensibilidad, emociones contenidas, destacado nivel artístico y entrega solidaria.
Las presentaciones del Coro de la UTN, dirigido por Marcelo Aranda con 50 voces en escena y del solista Abel Pintos, primero en sets separados y luego en conjunción para desarrollar la "Misa Criolla", propiciaron una velada reflexiva que ahondara en cálidos agradecimientos y en espirituales palabras por parte del artista invitado.
"No podíamos cerrar esta noche, que está plena de reconocimiento en el amor más puro que prodigamos a nuestras familias y a los más cercanos, sin ayudar a quienes más lo necesitan", dijo Pintos con micrófono en mano, delante del telón cerrado en medio del recital. A su lado se encontraba el productor Luis López y el director Aranda (que luego estaría acompañado de Franco Salvático de la UTN), quienes se encargaron de entregar simbólicamente una donación a La Marietita. La entidad que alberga a niños sin tutela recibió un freezer de gran capacidad y juguetes por un monto cercano a $600, adquirido con parte de lo recaudado.
El recital
En rigor, el espectáculo, auspiciado por el municipio, comenzó a las 22 (media hora después de lo pautado) con el clásico repertorio interpretado por el coro "tecnológico" (como "Volvería a vivir...", "La flor de la canela"), con las voces de Silvia Muñoz, Dahiana Cativelli (quien remplazara a Muñoz en la segunda canción por dificultades en su garganta), Cecilia Briggs (acompañada por Pablo Toranzo en guitarra) y Pablo Delgado, quien recreara "Contra viento y marea", antes de que ingresara Pintos para regalar "Todos los días un poco", de su padrino artístico León Gieco.
Junto a su pianista Alfredo Hernández, el solista pergeñó algunas de las canciones de sus recientes producciones, destacándose interpretaciones como "Bailando entre tu sombra (Alelí)", "El beso" y "El antigal", una increíble versión descontracturada, intensa y a capella de ese canto nativo, previo a la "Misa...".
Respaldado por un colchón de voces armónicas, Pintos se lució en la entonación sacra, aportando un perfil más bien melódico sin descuidar la raíz folclórica. Tras un cierre con ovación, el artista repitió dos de las arias (hay que recordar que la Misa dura sólo 25 minutos), para el gran final.
J.R.S.
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