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Ilustración: Luis León Yong |
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Escribe: Jesús Chirino
En su edición del 4 de febrero de 1947, a un año del triunfo peronista en las urnas, la revista "Qué sucedió en siete días" publicó una entrevista al villamariense Amadeo Sabattini. Tanto por la calidad del trabajo periodístico como por las escasas respuestas que entonces el radical, nacido en Rosario, tenía ante requerimiento de la prensa, el material siempre ha sido considerado excepcional. Incluso fue recogido por Sylvia Saítta y Luis Alberto Romero en el libro "Grandes entrevistas de la Historia argentina (1879-1988)".
No eternizarse en el Gobierno
Luego de gobernar la provincia -1936/1940- había cumplido con lo planteado por Hipólito Yrigoyen cuando dijo "del Gobierno a casa". Sabattini, al concluir su mandato al frente del Gobierno provincial, parafraseó al "peludo" diciendo "del Gobierno a la calle" y regresó a Villa María.
El mundo político argentino estaba atento a las señales que partían desde la casa y consultorio de la calle Mariano Moreno. El mismo lugar en el cual pronto abrirá el museo que honrará su memoria.
Luego de tener que pasar un tiempo en Uruguay, por el clima político, en 1945 regresó a la ciudad. Participó de la actividad que desató el acto eleccionario de 1946. Había aceptado la decisión de su partido de conformar un frente con otras parcialidades, la "Unidad Democrática", pero en una gira apuntó tanto al "régimen militar" como a la "oligarquía conservadora". Luego de las elecciones volvió a Villa María que adquiría la importancia de ser la ciudad de residencia del influyente ex gobernador, las visitas de importantes hombres de la política eran frecuentes. Venían a sondear la opinión o directamente buscar el consejo del líder radical. En 1947 otorgó la entrevista que nos ocupa.
Vivir sin lujos
En el escrito periodístico se revelan lo que todos los villamarienses conocían de Sabattini. "Casi nunca sale de la casa: sólo para asistir a algún enfermo en consulta. De vez en cuando toma un helado en una confitería central. Mucha gente de Villa María casi no lo conoce, pero recuerda anécdotas graciosas. Ciertas tardes se lo ve regar el jardín de su casa, en salida de baño y con boina. Suele pasear por la cuadra en la misma indumentaria. Es sobrio en las comidas. Recuérdase una de sus cenas, cuando era gobernador. El menú: sopa, papas hervidas con aceite y café. El costo: 60 centavos. Glosa él mismo su sobriedad: "Soy un médico de campaña, y en otras épocas he vivido gastando muy poco, ya que mis costumbres son las de un campesino. No aspiro a ninguna clase de riqueza. Hoy nosotros somos los verdaderos descamisados".
La casa
El periodista, que había llegado acompañado por un fotógrafo, describió la casa y la actividad en la misma. "Los enfermos aguardan en una habitación modesta; por todo moblaje, cinco sillas viejas, de estilos diferentes, y una mesa de revistas."
El doctor conducía "a sus visitantes a su despacho-consultorio. En el trayecto, un corredor ancho, en penumbra densa, y otra dependencia privada, también oscura".
Tampoco había lujos en el despacho, el busto de Yrigoyen en un armario era el "único detalle ornamental". El hombre que con su opinión ejercía influencia en tantos argentinos vivía en la modestia total. El periodista, del consultorio dice: "Tres sillones se apoyan sobre una de las paredes: son antiguos, forrados en blanco. Una camilla para la revisación de enfermos completa el moblaje visible; el resto se oculta en la semipenumbra de una zona irregular y estrecha de la habitación. Hay en todo reminiscencias de la casona de Yrigoyen, en la calle Brasil".
Reconocer los derechos de los trabajadores
El cronista usó la palabra francesa negligé para describir el atuendo de Sabattini. Esa casi descuidada vestimenta consistía en "guardapolvo de médico, camisa de cuello grande, corbata de grueso nudo". En este punto podemos recordar que en oportunidad de una recepción al presidente de la Nación en la ciudad de Córdoba, el gobernador Sabattini se presentó con su clásico traje azul, el único que no usó el riguroso frac. Con su vestimenta también mostraba la austeridad que deberían practicar todos los hombres públicos.
El periodista de "Qué…" le preguntó acerca de su posición en relación a las realizaciones políticas, económicas y sociales que cumplía o podría cumplir el Gobierno nacional de entonces. De manera tajante Sabattini respondió "nada injusto ha sido otorgado a la clase obrera en los últimos tiempos. Tiene derecho a asegurar su bienestar. Las mejoras conseguidas en su lucha reivindicativa deben defenderse vengan de donde vengan". Era coherente con lo que había hecho cuando fue gobernador.
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