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Los canes alojados en el albergue municipal para perros, según un lector, gozan de buena salud |
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A través de una misiva, un lector (DNI 13726118) dio a conocer un punto totalmente distinto al de las integrantes de la Protectora de Animales que denunciaron ante la Justicia local la crítica situación de los perros en el albergue municipal para caninos.
"Luego de leer la nota del diario del pasado 29 de agosto, sentí la necesidad de corroborar lo que allí sucedía, ante el espanto que a todo ser humano sensible le provoca una descripción tan cruenta de lo sucedido en el albergue", comienza diciendo el manifiesto.
"Fui al albergue y me encontré con un hermoso lugar para perros, que no tienen la culpa del abandono de sus dueños y de los cuales la sociedad debemos hacernos cargo", estima otro de los parráfos de la nota entregada en nuestra Redacción.
"Hay muchos perros, bien comidos y saludables, atendidos por su cuidador con cariño, divididos por su tamaño en corrales, bastante amplios", afirma el autor de la carta.
Yendo al tema fundamental e impresionable, "los perros se comían entre si", conversé con la persona encargada y supo explicarme lo que pasó: los perros recién llegados a la perrera no están acostumbrados al alimento balanceado y acostumbrarse suelen pasar unos días sin comer, son también más peleadores y en alguna ocasión suele pasar lo peor, atacan al más débil o viejo. Generalmente, los perros son separados por el cuidador, pero éste no trabaja los feriados", explica la misiva.
"Salí del albergue y fui a la Protectora de Animales en la calle Intendente Poretti, a conocerla y a observar cómo viven allí los perros", continuó expresando el lector.
"Para mi sorpresa, allí encontré aproximadamente treinta perros en la vereda y en la calle. Los que estaban adentro, observé desde afuera de las rejas, no estaban en condiciones superiores a los del albergue, ya que el espacio es reducido y sin dudas es uno de los motivos por los que están en la calle", dice el manifiesto.
“Yo me pregunto si cada ciudadano se hiciera cargo de sus mascotas ¿debería la Municipalidad invertir las cifras que invierte en el mantenimiento de animales abandonados, en veterinarios, alimentos, hábitat, cuidadores y demás?”
“Yo pienso que el municipio no debería y que quizás pudiera invertirse en alimentos para familias sin recursos, como la de mis alumnos cuya única comida sólida se las ofrece el Paicor o ayudar a nuestros abuelos que cobran la mínima o que no perciben jubilación alguna”, se reflexiona en el escrito.
“Las cifras que se invierten en el albergue son absolutamente accesibles al ciudadano, si le interesa como a mí, acérquese y pregunte. Se va a sorprender” remarca para concluir el texto.
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