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Los rostros de los Moreno lo dicen todo. Juan José recibió una pena de seis años y medio de prisión y a su padre le impusieron una sanción de cinco años. En la otra foto, Matías Parra, quien recuperó la libertad |
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Con una singular audiencia de debate, en la que tres testigos respondieron con espontáneas humoradas al declarar en la sala de la Cámara del Crimen, concluyó ayer el juicio que se le seguía a tres jóvenes y un hombre mayor, padre de uno de los muchachos. En lo estrictamente procesal, el camarista René Gandarillas terminó condenando a los cuatro imputados (tres de los cuales habían comparecido privados de la libertad), aunque uno de ellos pudo dejar la cárcel de barrio Belgrano por el tiempo que llevaba detenido. Las penas más significativas recayeron en Guillermo (de 58 años) y Juan José Moreno (21), padre e hijo, quienes fueron declarados coautores de "robo calificado por uso de arma" blanca. Al primero le impusieron una sanción de cinco años de prisión, mientras que al muchacho se le aplicó un castigo de seis años y medio, ya que también fue declarado coautor del delito de "robo reiterado" (dos hechos). En tanto, Matías Arturo Parra (25) fue considerado autor responsable de "encubrimiento calificado", "amenazas", "resistencia a la autoridad", "robo calificado por escalamiento" y "robo simple", y lo condenaron a tres años de cárcel, pero como ya llevaba cumplidos ocho meses entre rejas, a lo que se sumaba su buena conducta carcelaria, se le otorgó el beneficio de la "libertad condicional". El cuarto imputado que tuvo este proceso penal, Yonatan Mayco Genovese (19), fue declarado autor responsable de "resistencia a la autoridad" y "lesiones leves" y le impusieron una pena de seis meses de prisión en suspenso, por lo que mantuvo el estado de libertad con el que llegó a la primera audiencia del juicio, el pasado lunes. Los episodios delictivos que involucraban -en forma individual o conjunta- a los cuatro sujetos, se produjeron mayoritariamente a lo largo del año 2008 (cuatro hechos), aunque uno que data de agosto de 2004, dos de setiembre de 2007 y el restante de enero de 2009. Se trata de causas conexas que se acumularon en un solo proceso judicial. El más grave de los ilícitos se produjo a media mañana del 9 de noviembre del año pasado, cuando Guillermo y Juan José Moreno despojaron de 12 pesos y una etiqueta de cigarrillos a que Juan Carlos Sosa luego de intimidarlo con un cuchillo. Esta circunstancia les valió las condenas que finalmente recibieron padre e hijo. A pura carcajada Cuando promediaba la audiencia, tres testigos que habían sido citados por la defensa de los Moreno provocaron numerosas situaciones hilarantes entre el público y las partes que sustanciaban el debate. Alejandro Alberto Castro manifestó que se enteró del robo a Sosa al otro día, porque había pasado "la noche de farra" y estaba "amanecido y muy mamado" y no se acordaba de nada. Seguidamente ingresó a la sala Juan José Sola, quien lo hizo saludando a todos los presentes como si entrara a un bar. Incluso saludó a los imputados por sus apodos. Al tomársele juramento y pedírsele que dijera la verdad, Sola respondió con un irónico... "depende lo que me pregunten", lo que provocó algunas risas en el público presente. Luego de prestar juramento de decir verdad y de ser advertido de las consecuencias del falso testimonio, el testigo manifestó no acordarse de lo ocurrido ese día, "porque estaba muy mamado", aseguró. Dijo que es habitual que esté en ese estado: "Tomo porque el cuerpo me lo pide; hoy, a las 8 de la mañana, ya me había tomado dos tubos antes de venir acá", espetó, lo que volvió a causar risas entre los presentes. Y cuando le preguntaron si había visto policías el día del hecho, Sola contestó con un expresivo "¡veintiuno vi!", con el mismo énfasis que se cantan 33 de mano en una falta envido. A esta altura, la sala explotaba en carcajadas. Luego de este tragicómico testimonio ingresó al recinto el testigo Ubaldo Bustamante, quien al igual que los anteriores nada recordaba del hecho por su avanzado estado de ebriedad. Luego de tomarle el juramento de rigor y cuando el juez Gandarillas lo invitó a tomar asiento, Bustamante respondió con una espontánea humorada: "¡Qué lástima que no hay otra cosa para tomar!". Cuando se lo interrogó sobre la personalidad de la víctima y se le preguntó si también era alcohólico, el testigo respondió irónicamente: "Se ve que sí, porque ninguno le apuntaba para que tomara", para luego comentar que Sosa se encuentra internado en el Hospital Vidal Aval de Oliva, realizando un tratamiento por alcoholismo. Sin embargo aclaró que Sosa no estaba alcoholizado cuando llegó la Policía. En otro momento de su singular exposición, y cuando se hizo un breve silencio en la sala, Bustamante comentó... "Está apretando el sol y me da sed", lo que volvió a provocar las carcajadas de los funcionarios judiciales y del público.
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