Durante dos horas permanecieron en el interior del río Ctalamochita, en las primeras horas de la mañana de ayer, los efectivos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa María que recibieron la orden judicial de buscar el arma de fuego con la que fue ultimado de un balazo en la sien un joven de 22 años en el interior de una vivienda en barrio Bello Horizonte.
Pese al esfuerzo, no pudieron hallar el revólver (presuntamente calibre 38) o, en todo caso, la pistola con la que fue baleado Maximiliano Escalante alrededor de las 8.30 del viernes pasado, durante la jornada de Navidad.

¿Por qué ahí?

La búsqueda se concentró debajo y en las proximidades del ex puente ferroviario (hoy vehicular) "Isidro Fernández Núñez", toda vez que allí fue donde habría arrojado el arma utilizada por el presunto homicida, según las propias indicaciones del hasta ahora único sospechoso y detenido en la causa, Roberto Fabián Lezcano, de 24 años.
Precisamente, Lezcano, arrestado el sábado pasado en General Deheza, habría señalado a los investigadores que, tras el sangriento episodio, arrojó el arma desde el puente "Negro", aunque la misma aún no pudo ser localizada.

Muy difícil

A las 6 de la víspera, personal municipal inició el desagote del balneario, objetivo que se logró dos horas después, a fin de facilitar que los buceadores del Cuerpo de Bomberos pudieran comenzar la búsqueda del arma, actividad que se inició a las 8, tras la sensible bajante del nivel del río (la cota se redujo casi un metro).
No obstante, el jefe del Cuerpo de Bomberos, Guillermo Vedelago, presente en el lugar, refirió que "es muy difícil (encontrar el arma de fuego) porque los bancos de arena se mueven y se solapan tapando los objetos, sobre todo cuando son tan pequeños como un arma de mano, lo que complica su localización, más aún en una zona amplia de búsqueda como la estamos realizando".
La dotación, integrada por 14 hombres, realizó la tarea en forma de rastrillaje en el lugar que precisó el detenido a la Policía.
Sobre la experiencia, Jorge Mulinetti, uno de los integrantes del operativo, reveló que "en ese lugar, bajo el puente, hay muchas piedras cortantes y troncos atascados", que incluso provocaron lesiones a varios bomberos en las extremidades.
A las 10, después de dos horas, con el reinicio del ascenso del nivel del río, los servidores abandonaron el lugar, sin que pudieran localizar el arma supuestamente arrojada por el asesino.