A partir de hoy y durante los meses de enero y febrero dispondremos de nuestro espacio para publicar sus escritos. Lectores, de la ciudad y alrededores, matizarán los domingos de vacaciones con sus propias producciones literarias.
Todavía hay tiempo, pueden enviar sus textos a nuestra Redacción o al correo electrónico de nuestro suplemento (eldiariocultura@gmail.com). Inauguramos el año con las poesías de tres escritores...
FABIANA LEON. Es docente de Nivel Medio y Superior. Fue periodista radial y de medios gráficos de la ciudad. Hace pocas semanas dio a conocer su nuevo trabajo en tapas duras. “‘Para nombrar eso’ (2009) reúne las series Poder, Nena y Tarosías. Los dos primeros fueron escritos en enero de 2009 y el último contiene poemas de los últimos 15 años. Antes y después se ubica “Bocado infinito” (2004) y “Diamantes posibles” (2008), de próxima aparición.” De esta reciente producción tomamos varios poemas; más una pieza de las plaquetas “Humanos” (2009) y “De sus versos brotan alas. Homenaje a Edith Vera” (2009).
MARIA ROSA MENENDEZ. Vecina de James Craik. Ha participado en varias antologías literarias del taller al que concurre y ha obtenido algunos premios y distinciones. Ha participado en concursos literarios como el local “Primo Miguel Beletti” y tiene una publicación con sus trabajos. La misma se titula “Caminando sueños. Poemas y cuentos” impreso por las Ediciones CC. En esta oportunidad publicamos dos poemas inéditos que nos enviara y uno más que extrajimos de su libro.
AUGUSTO DANIEL PAEZ. Puntano. Joven egresado del Profesorado en Lengua Castellana que se dicta en la Universidad local. Tiene editado un libro de poesía titulado Gladios (2005) y apareció en algunas antologías locales como “Voces de este río. Antología narrativa: Villa María-Villa Nueva” (2009) y “Tinta de poetas. Una encuesta a la literatura de este río” (2009). Posee además algunos libros inéditos en poesía y un volumen de cuentos y relatos.
Hasta el próximo domingo.
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Por FABIANA LEON
II
Del libro “Para nombrar eso” (2009)
Rogá que la memoria quepa
en un grano de sal
así no arderá la herida
de tu lengua enferma.
* * * * * * * * * *
V
Del libro “Para nombrar eso” (2009)
Escuché que hablaba
de revolución
como si fuera capaz
después lo vi desnudo
ante el ardor
delatando el sueño de los otros.
* * * * * * * * * *
7
Del libro “Para nombrar eso” (2009)
Jugando en el alero de casa
Justo al frente del campo
Agarro un palito
Le pongo caca de gallina
Y quiero convencer a mi amigo
Es dulce de leche,
Le digo con los ojos abiertos
Más grande, con los mismos ojos
Traté de convencerme
De que la vida era dulce.
* * * * * * * * * *
EL LOCO
Del libro “Para nombrar eso” (2009)
Otra vez el loco, el incendiario.
Como un silencio de circo
corre los perros de la noche
mojado en su propio dolor.
Herido por la risa de los otros
grita.
Con la primer luz
vuelve al río.
* * * * * * * * * *
VI
De la plaqueta “De sus versos brotan alas y alas… Homenaje a Edith Vera (agosto de 2009)”
Con una ramita
de cedrón
escribiré
a la lluvia
para que lave
la tristeza
por su ausencia.
* * * * * * * * * *
(POEMA)
De la plaqueta “Humanos” setiembre de 2009
Estás allí
desnudo
sin espejo
Desamparado
Solo
Los otros gimen
sus condenas
Un sol escandaloso
subraya la indecencia
de esta tarde de otoño
La vida descalza sus penas
Ni se oyen las hojas en el suelo
Están allí
afuera
Vestidos y desnudos
Afuera
inexorablemente afuera.
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Por MARIA ROSA MENENDEZ
DONDE FUE QUE TE PERDI
Llegar..., donde
principia el horizonte
y contemplar el final del mundo.
Te amé porque
juntos compartimos esos sueños,
y abrazados cabalgamos
en Pegaso,
entre seres alados y esferas
de cristal,
bailamos en su música la danza
del amor.
Te amé… porque te hiciste niño
Y me acompañaste a mi país,
Soñando juntos en la vida
del futuro
ésa que será después de ésta.
Hoy… temo mirarte
pues me miro en el espejo de tus ojos
y es inmensa la distancia.
Yo elegí quedarme, equivocada o no,
en aquella niña,
en ella soñé, reí, divagué
es mi verdad y soy feliz.
Tú, en algún recodo del camino
torciste el rumbo,
perdiéndote en la selva de mentiras,
transformándote en adulto.
Lejos ha quedado nuestro mundo
hoy no descubres el final del arco iris,
yo, sólo veo sombras al otro lado
de tus ojos.
* * * * * * * * * *
ARPEGIOS DE LUZ
de “Caminando sueños”
La noche carece de luz,
el cosmos sólo es sonido,
música de cuerdas universales,
colores en sonidos musicales
danzas y girones de arpegios,
que pulsan dentro mío,
el alma gira y gira
al compás de esa melodía,
se detiene y luego recomienza,
salta, ingrávida se eleva
en el cristal sin luz
del sonido con profundidad
de noche.
* * * * * * * * * *
SOÑAR EN ABSTRACTO
Y me duermo…
me duermo para olvidar
olvidar… es rechazar
el pasado
pasado… es vivir
en retroceso
retroceso es morir de a poco,
a poco que sueño…
sueño que estoy… en
el presente
el presente… el hoy eterno
lo que soy
lo que soy… no importa,
sólo ser
ser… sin sombra
ni nombre,
ni nombre que me nombre a mí.
Y despierto… con nostalgia,
con nostalgia… recuerdo
los sueños
los sueños… de tiempos
vividos,
vividos… torturados, desdichados
momentos
momentos de humanos sentimientos
sentimientos… ilusorios porque
son mortales.
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Por AUGUSTO DANIEL PAEZ
ASIENTO 74
Anoche, mientras viajaba, o
debo decir, mientras
viajo en colectivo
pienso
en todos los accidentes y
pienso
que vamos a chocar de frente contra otro colectivo.
Podría decir, concluir
que la poesía
es chocar contra otro colectivo,
chocar de frente,
algo duro.
Pero sería una metáfora fácil.
La poesía no es chocar contra otro colectivo de frente.
La poesía es la muerte.
Lo pienso y no me animo a escribirlo;
mejor esperar a que llegue a mi casa
y pensar bien estas cosas con mi pipa.
Y sin embargo chocar.
Y sin embargo la poesía.
Si llegara a pasar, no sé si podría
soportar el impacto.
Pienso
que mientras viajo en colectivo, mientras espero
no estoy haciendo nada digno de poesía.
No estoy pensando con nostalgia
en aquella novia, maravillosa,
a la que regalé una pieza de dominó
para la buena suerte
y lo mejor que le pasó en la vida
fue perderme;
ni en aquella otra, nefasta,
la que para olvidarme
quiso cambiarse el nombre y el cuerpo.
Una ex novia que se recuerda
es la muerte. U otra cosa.
Pero nunca es poesía.
En todo caso, la mala suerte.
Tampoco estoy escuchando en mi mp3
aquella canción inolvidable,
digna de ser la última.
(Así y todo, ese cuarteto que te rebota en la cabeza,
y te pasa eso que a veces, ponés “repeat”,
tenés ganas de cantarlo a los gritos.)
Tengo, eso sí, un sentimiento extraño que me ronda
pero,
es demasiado leve o estúpido
para que sea digno de poesía:
sienta pena (por mí) porque una chica, ahora mismo,
debe estar haciéndole un té de tilo al novio
o curándose la gripe, tomando algo calentito.
Y yo a punto de
estrellarme.
Ella es la chica más buena del mundo.
Imposible para mí, ahí, al alcance de la mano.
Como la poesía.
Esta sí me parece una conclusión más verosímil.
Las mujeres imposibles, pienso, pueden ser como la poesía.
Ambas:
uno puede llegar a creer en un momento de necedad
que las tiene al alcance de la mano.
La muerte sí que está al alcance de la mano.
Pero no estoy en ese momento tan necio,
por lo que tampoco creo
que ahora pueda colisionar la poesía.
...
Llegué a mi casa; no llegó
ni el colectivo de frente
ni la muerte
ni la poesía.
Ya en mi sillón, sigo escuchando ese cuarteto
que jamás sería digno de ser la última canción.
(Sé perfectamente que la historia de la letra
no tiene absolutamente nada que ver
con aquella chica tan buena. Pobrecita,
debe estar tosiendo ahora. Seguro.)
Pienso
con mi pipa, en mi sillón, dos cosas:
primero, que las mujeres imposibles
nunca te van a dar bola;
y segundo
que no pasó nada en la noche,
nada especial, como
chocar con un colectivo,
menos escribir una poesía.
(O escuchar una canción inolvidable.)
Más bien, me siento
como un papel borroneado, hecho un bollo
aplastado por una gigantesca rueda.
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