Somos mamíferos? ¿Cuál es la condición principal para cumplir con esta condición?
Muchas veces me pongo a reflexionar sobre el tema y me pregunto si hace falta una lucha o simplemente si vale la pena seguir luchando por la lactancia materna en 2010. Inmediatamente pienso en lo que engloba esta lucha: "vida, amor y sabiduría". Sola aparece la respuesta. Creo que la mayoría de nosotros no tenemos plena visión de la importancia de este hecho natural e instintivo.
Me encuentro todos los días con personas que me afirman que un recién nacido alimentado con un sucedáneo de la leche materna es un bebé que crece con las mismas condiciones que el que nunca recibió la leche de su madre.
Mi formación hace que me horrorice cada vez que escucho tal comentario y me enorgullece saber que en Villa María hay médicos que ayudan a las madres a amamantar a sus niños. Ellos, que son los que tienen la palabra válida que es respaldada por sus estudios, sus experiencias y por su sabiduría.
Amamantar no es sólo proporcionar al recién nacido un alimento, es mucho más que eso. Es ofrecerse como madre con todo el ser, es comprometerse como sociedad a entregar lo mejor y fomentar hábitos que nos hacen más humanos. Los sucedáneos de la leche materna son buenos para los recién nacidos que no podrán ser amamantados por alguna enfermedad o incapacidad existente, ya sea en la mamá o en el bebé.
"¡El bebé se queda con hambre!" Esta es una de las frases que más escuché de las mamás que eligieron la mamadera en 2009. Cuando comenzamos a indagar cuáles son los indicadores que hacen que la puérpera crea en esta situación como una realidad, nos dimos cuenta que pocas mamás estaban acertadas.
Las respuestas de las madres casi siempre tenían que ver con un bebé que lloraba o se despertaba por la noche cada dos o tres horas, la falta de licencias laborales adecuadas y el mínimo o nulo apoyo del entorno. Nunca con bebés que dejaban de crecer o con bebés que bajaban de peso o con recién nacidos desnutridos o con mamás que no producían leche, etcétera.
Inmediatamente me puse a indagar en las técnicas y en la ayuda que habían podido recibir estas mamás. Las respuestas siempre fueron negativas -técnicas erróneas y falta de contención y apoyo-. Primero me sentí muy culpable y luego decidí seguir luchando.
Aparece entonces la respuesta a mi primer interrogante. ¡Hace falta una lucha!
Llegó a mis oídos la existencia de médicos y enfermeras que luchan desde su lugar (al igual que yo) por la lactancia materna como principal alimento de todos los recién nacidos y están en contra de la indicación innecesaria o sin fundamento médico de leches sustitutas, las cuales, lamentablemente, toman cada vez más fuerza y por más que deben ser consideradas como medicamentosas, están perdiendo ese lugar.
Aquí encuentro la segunda respuesta. ¡Vale la pena la lucha!
Pero esta lucha no puede llevarse a cabo con éxito si los que llevan la bandera de la lactancia materna no se unen o caminan por el mismo sendero. Hago aquí una invitación a la unión de los Amigos de la Lactancia Materna.
Quiero una sociedad más justa, más simple y más sana. Para eso hace falta compromiso. Los invito a que juntos iniciemos una lucha pro lactancia materna que dé su primer paso en nuestra ciudad en este 2010 iniciando un camino sembrado de éxitos.
Sé que muchas personas que leen este espacio dedicado a las madres están interesadas y apoyarán esta iniciativa. Espero las respuestas en vdga@arnet.com.ar
Viviana de los Ríos
Preparadora de Partos Taller Gestación
vdga@arnet.com.ar