La lluvia abortó a la mitad el Festival Nacional del Acordeón, que se concretó en la explanada del Monumento al Libertador el domingo por la noche.
Cuando el reloj marcaba las 22.30, un fuerte aguacero provocó el desbande generalizado del público, e interrumpió la actuación de Miguel Rogni, de Vicuña Mackenna, uno de los 50 acordeonistas prometidos por la organización.
Fuentes oficiales estimaron en dos mil la cantidad de espectadores, que podría haber sido mayor si el tiempo no hubiera desanimado a los pobladores de localidades vecinas.
Apenas si habían pasado otros seis números artísticos, entre ellos el consagrado Chango Spasiuk, cuya actuación estaba prevista para más tarde.
La amenaza constante de la lluvia adelantó el desarrollo del número principal.
Arrancó el festival poco después de las 20, con José Luis Chiaretta, de Río Cuarto, y la voz de Ricardo Pizarro. Luego fue el turno del precoz intérprete de Pozo del Molle, Renzo Mapio, de sólo nueve años.
Continuó el ballet de Folclore de la Universidad Popular, con una ranchera musicalizada por Oscar Lucarelli.
Tras los bailarines, dio su show el misionero Spasiuk, acompañado por percusión y cuerdas. Después de él, sólo Ovidio Caudana y Cacho Gastaldi completaron su labor.

@ En el Anfiteatro

En medio de la presentación de Spasiuk, el intendente Eduardo Accastello tomó el micrófono y tras saludarlo, anunció que desde 2011, el Festival Nacional del Acordeón tendrá como sede el Anfiteatro Centenario, que para entonces contará con techo.
El joven acordeonista litoraleño fue anunciado por el animador Ariel Gutiérrez, quien durante dos décadas fue locutor del Festival de Doma y Folclore de Jesús María.
Spasiuk, de místico aspecto, dijo que fue "una hermosura" ver detrás del escenario a "tantos acordeones juntos, de maestros y aficionados".
Señaló asimismo que "el acordeón es un instrumento muy importante en el desarrollo de la música popular no sólo del chamamé, no sólo de Argentina, sino de todo el mundo. Está al nivel del bombo y del violín".
El músico, que manifestó su deseo de "hablar poco y tocar mucho, porque el cielo se ha cerrado" deleitó al público con su destreza y sensibilidad, y además de los festivos como "Kilómetro 11", entregó temas para escuchar con detenimiento, como "Libertango", de Astor Piazzolla.
El festival, cuya realización estuvo en duda hasta un par de horas antes, sufrió algunos percances intermedios, hasta el sorpresivo final: por ejemplo, cuando el intendente apareció en el escenario, simultáneamente se cortó una fase del suministro eléctrico y el sector quedó en penumbras.
El mal tiempo pareció dar la razón a Accastello, que propuso al público trasladar la fiesta desde el año que viene al teatro cubierto.
En medio de tantos apuros, Spasiuk se dio tiempo para dejar sus profundas ideas acerca de la música, que según él, "no es como una comida rápida, no es sólo entretenimiento, sino también sirve para construir y encontrarse entre los hombres. No es como el fútbol, donde se gana y se pierde".
Tras apostar a pequeñas acciones de cambio social a largo plazo, citó al filósofo griego Sócrates, quien dijo que "nada más urgente para una sociedad que lo que lleva mucho tiempo realizar".
Al terminar su actuación, Spasiuk recibió el cariño de los asistentes, algunos de los cuales se sacaron fotos y dialogaron algunos minutos con él. Uno de los admiradores resultó ser el poeta y funcionario Rubén Rüedi.
En el transcurso del festival, se anunció que el domingo se iniciarán los recitales de tango, en el mismo escenario de Rivadavia y avenida del Libertador.