Integrante del aparato digestivo, el hígado es uno de los órganos más exigidos. Es el centro de numerosos procesos metabólicos (síntesis y degradación de proteínas, hidratos de carbono y grasas), digestivos (formación de bilis a partir del colesterol que permite la digestión de grasas), excretores (de sustancias tóxicas), inmunitarios (aumentar la resistencia contra infecciones) y hormonales (actúa sobre los estrógenos).
Frente al intenso trabajo, no es extraño que este órgano se resienta, más aún teniendo en cuenta que en general se lo recarga innecesariamente con exceso de alimentos y fármacos.

Síntomas. Los signos y síntomas no siempre son evidentes, pero cuando es realmente grave el hígado aumenta de tamaño y se acumula líquido en el abdomen.

Alteraciones. Cuando se produce una real alteración del hígado, las manifestaciones son muy serias, por ejemplo, hepatitis aguda o crónica o los diferentes tipos de cirrosis. Puede afectar también el funcionamiento de este órgano la infiltración de grasa en diabéticos no insulinodependientes, la obesidad y la insuficiencia cardíaca.

Recomendaciones. Las recomendaciones nutricionales dependen de cada enfermedad en particular. No obstante, en casos de inflamación aguda se sugiere fraccionar las comidas, es conveniente comenzar con verduras y frutas cocidas y beber buena cantidad de líquidos.
Resulta fundamental evitar los excesos de grasas y restringir en un principio los alimentos ricos en fibras. Debemos cuidarlo, no darle más trabajo del que tiene. Estamos hablando de uno de los órganos más nobles de nuestro organismo.

Hasta la próxima...