Los dos tipos se “asaban” en la playita “Puerto Madero” de barrio Mariano Moreno y no sabían cómo escaparse un rato de la marca “celosa” de las “brujas”. Los chicos estaban bajo control, como todo en ese territorio que está bajo cuidado del siempre atento “Cucha”. Así que se apartaron un poco y entablaron una colorida conversación:
-¿Viste Carlos Paz?
-Sí...
-¿Viste ahí cerca del monumento al burrito, ahí donde se bifurcan los caminos; pleno centro?
-¿Para este lado o para aquel lado?
-Mirá -dice y agarra un palito con el que traza un mapa en la arena- vos estás acá, en el burrito, y acá está la YPF más grande. Esta es la calle Sargento Cabral...
-Me ubico, sí.
-Bueno, acá hay un edificio nuevo, hermoso, casi no tiene departamentos. Son casi todos pisos con unos balcones espectaculares. ¿Y sabés cómo se llama?
-¿Quién?
-El edificio.
-No, ¿cómo se llama?
-Villa María.
-Tomá mate. ¿Y eso?
-Es todo de gente de acá y de Villa Nueva y de la región. Toda gente de campo. Primero compró uno de ellos, después le dijo a otro y se corrió la voz y se lo compraron todo... Mirá el nivel que tendrá que en uno de los pisos estaba la Adriana Brosky...
-¿La bebota de Olmedo?
-Sí, y la Mariana de Melo y toda gente de esa. Y en la pileta de la terraza, porque tiene pileta en la terraza, ¿viste?, toman sol mezcladas con la gente de acá, sin problemas...
La tarde calentaba y el chapuzón en las aguas crecidas del Ctalamochita se llevó los nombres con apellido y todo...