Como para confirmar que la música, no importa el género que ofrezca, tiene gente que respalda con el aplauso.
Se dividieron dos generaciones porque es obvio que quienes en esencia son tangueros difícilmente sean rockeros, y viceversa, aunque ambos géneros se saben entrelazar en instrumentos y no es extraño escuchar a un intérprete de uno de ellos entonar canciones del otro, o lo contrario. Casos hay y seguramente los seguirá habiendo.
Pero anoche hubo dos espectáculos y no tuvieron el mismo escenario.
Al acorde de los bandoneones y los violines, el tango hizo cantar sus voces en la explanada del Libertador San Martín y a aproximadamente mil metros, en el escenario Rubén Vanzetti, el ruido estalló con el "Costanera Rock", con guitarras que sonaron fuerte.
El Cuarteto Magistral Tango, Tango Trío y A Puro Tango, todos orgullosamente de aquí, le entregaron al público la música y las letras de ayer y de siempre, recibiendo como respuesta el calor de las manos de la numerosa concurrencia. Fue el primer concierto tanguero que tuvo la temporada de verano en Villa María.
Como los acordeones una semana antes, en el mismo lugar, los bandoneones y las voces supieron acaparar la atención de los seguidores de la música ciudadana.
Guitarras, baterías y bajos, en el otro lugar, aglutinaron a la juventud para transformar en ruidosa la noche del domingo, con unos seis grupos que, cada uno con su estilo, hicieron estallar el verano rockero.
No es de extrañar que algunos padres, de paso a la explanada para saborear el tango, hayan dejado a sus hijos en el escenario Rubén Vanzetti, para reunirse luego de los conciertos e intercambiar sus vivencias.
Tango y rock, antes y después, sentimiento y magnetismo. Música, en fin, no importa el género. En una noche, la ciudad dividió a dos generaciones, que se juntaron en el aplauso.
Y el cielo estaba tan limpio como el entusiasmo de los artistas y de la gente...