Señor director:
Cuando escucho radio, leo los diario o veo las noticias por TV, sospecho que la confusión que me generan no debe ser muy diferente a la de cualquier otra persona, como yo, ajena a los entretelones de la política. Aunque me consta que hay quienes se dejan influenciar por la información deformada, que hoy podría llamarse "enredada".
Recuerdo al primer retobado que tuvo el actual Gobierno ("allá por la 125"), compañero de fórmula de la presidenta. Un hombre sin principios que, luego de evidenciar su discrepancia con el Gobierno, en lugar de renunciar como habría hecho cualquier persona de bien, se enquistó en su cargo, cobra su sueldo, y es cabeza de la oposición. ¿Qué tal?
Sin embargo, hay quienes le gritan ¡Bravo! y se alzan voces que ven con buenos ojos su candidatura presidenciable para 2011.¡Increíble! ¡Qué ejemplo para la juventud! Después nos quejamos de que se han perdido los valores y nos preocupa que los jóvenes de hoy desconozcan la palabra respeto.
Este hecho puntual me acerca y solidariza con el oficialismo, que por su respeto a las normas constitucionales y democráticas, debe y tiene que soportar a este abanderado del descaro: Julio Cleto Cobos, quien, se me ocurre, debe resultarles algo así como un forúnculo inguinal.
Ahora aparece otro retobado. Otro "iluminado" (otra especie de molesto tumor), que pretende atornillarse en su cargo luego de negarse a cumplir directivas de la presidenta de la Nación, quien por tal inconducta lo ha removido de su cargo de presidente del Banco Central.
Estoy refiriéndome a ese rubio, con idéntico parecido físico a Astiz, llamado Martín Redrado (Hernán Martín Pérez Redrado).
Si hubo falta de respeto a las instituciones, porque la presidente debió consultar esa remoción con una comisión bicameral no vinculante (digo, si no es vinculante ¿para qué consultar?), se debieron arbitrar medidas para evitar este lamentable sainete puesto en escena: desobediencia, remoción, restitución, apelación, etcétera y los canibalescos medios en su salsa, deformando y hostigando.
No obstante, también hubo incumplimiento a la disposición del Gobierno, que tiene derecho a poner en práctica sus estrategias, le gusten o no al titular del Banco Central. Pero… eso no se dice y la oposición… como siempre, en su salsa, apoyando al "insubordinado".
Y lo más lamentable de todo esto es que si bien tenemos un Gobierno democrático, elegido por el pueblo, aunque hoy no tenga mayoría parlamentaria, le ha tocado una oposición sin luces ni propuestas, desgastada, que da "manotazos" mediáticos para estar en el tapete y que sólo se limita a poner trabas con fundamentos que no resisten un archivo. Una oposición opacada por su propia incapacidad que no logra proyectarse hacia 2011, sin figuras destacadas y que nos pinta ante el mundo como un país bananero, al mejor estilo conventillo…
¡Ay…país…país…país…!
Cecilia M. Trotta
DNI 3707462
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