Señor director:
Por un rato me voy a sacar el overol de periodista que llevo desde hace casi 30 años para ponerme ropas de simple ciudadano, y como tal quiero expresar públicamente mi más profundo agradecimiento a un grupo de personas por su maravilloso sentido de la solidaridad.
A modo de prólogo, debo decir que el lunes por la tarde, cuando circulaba con mi automóvil por calle José Ingenieros (llegando a Santa Fe), sufrí un lamentable accidente: un desperfecto generado en el motor provocó un incendio que causó importantes daños.
Sin embargo, a lo que quiero referirme es a la noble y desinteresada acción de hombres y mujeres que, prestos y fraternales, me auxiliaron ante la emergencia.
En verdad, debo resaltar que, de no haber sido por ellos, el fuego habría destruido por completo mi vehículo, pese a la rapidez con que llegaron los Bomberos Voluntarios.
Ni bien se declaró el fuego, me fue imposible abrir el capó para combatir las llamas. Y no sólo me quemé varios dedos, sino que el extintor reglamentario (de un kilo) de nada sirvió para sofocar el incendio.
En la desesperación y ante la mirada atónita de decenas de personas, apareció un señor con un matafuegos de 10 kilos y su ayuda me posibilitó impedir que el siniestro se propagara al resto del auto. Si bien no logramos extinguirlas por completo, logramos circunscribir las llamas.
Cuando ese extintor se vació, "mágicamente" apareció otro de similares características, y pese a que el fuego seguía provocando daños en la parte del motor, pudimos mantenerlo "a raya" hasta que llegaron los bomberos, quienes con irreprochable profesionalismo y celeridad no sólo sofocaron el incendio, sino que pusieron en práctica las medidas de seguridad para evitar males mayores.
Es así que quiero hacer público mi agradecimiento al señor Jorge Cabral (propietario de un quiosco ubicado a mitad de cuadra), que salió prestamente en mi auxilio; a la señorita Evangelina Crespi (de Viviendas Tecnohogar), quien proveyó el segundo matafuegos, y a la señora Analía Renaudo (de la pilchería "Utopía"), frente a cuyo comercio se produjo el incidente y fue una de las personas que llamó a los bomberos.
También quiero destacar la labor de los muchachos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios, institución a la que respeto y admiro profundamente, quienes nos demostraron -una vez más- el maravilloso trabajo que realizan diariamente, sin pedir nada a cambio.
No puedo dejar pasar la oportunidad de agradecer al señor Andrés René González y a su señora esposa Patricia, de "Organización Fissore" (mi aseguradora), por su responsabilidad, afecto y contención desde el mismo momento del siniestro, como así también al señor Alberto Zazzetti, reconocido mecánico villamariense, quien prestó su incondicional auxilio.
Vaya también mi expresión de gratitud a aquellas personas que, en silencio y anónimamente, llamaron a los bomberos o simplemente se solidarizaron en la calle.
Finalmente, mi eterno agradecimiento a Dios, quien quiso que el incendio se produjera en el momento justo y en el lugar apropiado, porque de haberse registrado en plena ruta (ayer salía de vacaciones junto a mi familia), con seguridad otro habría sido el saldo de este siniestro, y probablemente mucho más lamentable.
Atentamente,
Daniel Rocha
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