El grupo “Sobre ruedas” convocó ayer a una charla sobre “vida independiente” para este martes a las 20, en San Juan 685.
El curso está dirigido a conocer el manejo en silla de ruedas.
La organización volvió a hacer un llamado a la ciudadanía, “ya que nada sin su ayuda y soporte somos, ya que el cambio depende de la unión; unión que se logra a fuerza de conciencia colectiva”.
Reiteró que existe “evidentes barreras arquitectónicas, que no sería un límite innecesario para la mayoría, si de pensar bien se tratase a la hora de edificar o reconstruir”.
“Quienes nos atrevemos, quizás incisivamente, a reclamar sobre estas incoherencias edilicias (por ejemplo, hay que observar la esquina de San Luis y Antonio Sobral) somos un grupo pequeño de personas en sillas de ruedas, que se cuestiona sobre la calidad de vida propia y ajena, sobre la movilidad de gente mayor o eventualmente limitada, seres que realmente desean vivir y disfrutar plenamente de los espacios vecinos, sin más. Tan simple, tan complejo.”
En el escrito entregado en nuestra Redacción, el grupo indicó que “hace tiempo comenzamos a ser parte activa de comercios y locales, bancos, sitios culturales y de interés”.
“Nos resulta inevitable notar carencias en la facilidad al ingreso, egreso y por qué no, permanencia dentro de estos sitios. Notamos que muchas de las modificaciones que se están realizando no cumplen con las leyes arquitectónicas (Ley de Edificación)”, señaló.
En este sentido, consideró que “sería óptimo la intervención de un arquitecto competente, sumado a la supervisión de una persona en silla de ruedas” y se puso a disposición de “cualquiera que esté interesado en hacer reformas o empezar de cero haciendo las cosas bien, lo cual sería beneficioso para todos”.
Además, se recalcó que “por cada doce centímetros de altura necesitamos un metro de largo de rampa, con un mínimo de 90 centímetros de ancho, según la reglamentación vigente”. De no respetarse esos parámetros, no se tendrá una rampa para discapacitados, “en todo caso será para transporte de mercaderías, descenso de carritos, etcétera”.
El manifiesto se cerró con dos párrafos: en ellos se destacó que “una ciudad más humana es capaz de ser ordenada arquitectónicamente para que todos los hombres, incluso aquellos que usan sillas de ruedas, puedan circular, acceder sin trabas, plenamente, libremente”.