Gobernar es conducir rectamente. Si conduces rectamente, ¿quién se atreverá a desviarse de lo recto? Confucio- Las analectas
Una sociedad que tolera la corrupción es corrupta por omisión. Quien acompaña al corrupto es tan corrupto como él. La falta de transparencia en las cuentas públicas es corrupción. El enriquecimiento aprovechando la función pública o las influencias de la función pública es corrupción. La falta de justificación del patrimonio de los funcionarios públicos es corrupción. La anomia de los fiscales que no instruyen las causas penales contra funcionarios públicos es corrupción.
Una sociedad corrupta no puede pretender que los más pobres, los más débiles, menos capaces, sean honestos. Si los que conducen roban, los conducidos también se creen con derecho a robar en la medida de sus habilidades. Ya que se gobierna con el ejemplo, el de abajo hará lo mismo que el de arriba. Como dice el Kibalyon, por ley de correspondencia “como arriba es abajo, como abajo es arriba”. Si el de arriba roba, el de abajo roba. Si el de abajo roba, el de arriba roba, porque el de arriba viene de abajo y así el sistema se retroalimenta.
Por lo tanto, para salir del ciclo de la corrupción, se debe dar un salto que quiebre la continuidad del proceso y a ese salto se le suele llamar revolución, lo que no implica guerra, sino como dijera Nietzsche, una transvaloración de los valores. Las justificaciones artificiosas para explicar el enriquecimiento brutal de los funcionarios públicos no soportan la prueba del sentido común.
Hasta el más iletrado sabe que un funcionario público de tiempo completo en los últimos veinte años no puede comprar una casa de un millón de dólares en la costa del lago San Roque o un campo de dos mil0 hectáreas en San Luis valuado en 2 millones de dólares, o hacer inversiones cuantiosas en la Costa del Sol española o sostener una campaña política para gobernador a un costo de 3 millones de pesos.
Hasta el más ignorante sabe que un concejal no tiene cómo reunir un millón de pesos para comprarse dos departamentos en la costa atlántica.
¿No es acaso corrupción que un ente público le haga regalos a los fiscales que pueden tener que investigar su administración? ¿O será que el artículo 259 del Código Penal ha dejado de tener vigencia? ¿No es corrupción que los fiscales le pidan audiencia a los que están investigando, quien sabe para pedirles qué cosa? ¿Es corrupción que los fiscales digan que el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos no es cuestión judiciable? ¿O habrá sido derogado el Capítulo IX bis, Libro II del Código Penal, que se refiere a enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados? ¿Y entonces quién protege a la sociedad de los malos funcionarios?
El delito de enriquecimiento ilícito está escrito en el Código Penal sólo para políticos que caen en desgracia, como Eduardo Angeloz o María Julia Alsogaray (¿?).
Me pregunto: ¿llegará a juicio la causa contra los que se hicieron millonarios siendo diputados? ¿Esos, de los que se dice que se les ha comprobado un capital de 90 millones de pesos? ¿Esos, que se dicen los salvadores de la farmacopea nacional?
Me pregunto: ¿es sana o corrupta una sociedad gobernada por usureros? ¿Cómo se cree que gobiernan los usureros? ¿Cuál es su modo de pensar? ¿Pensarán en el bien común o en “quedarse con todo”.
El hombre sabio está informado de lo que es correcto. El hombre inferior está informado de lo que reditúa. Confucio- libro 5.XVI.
¿Qué moralidad tiene una sociedad que calla mientras en sus narices se hacen los negocios más inmundos que se pueden imaginar? ¿Qué moralidad tiene una sociedad que adula a los que se hacen millonarios en un día o en un mandato? ¿Qué moralidad tiene una sociedad que festeja a los que “la saben hacer”? ¿Acaso los que “se sacan la foto” con los grandes corruptores creen que saldrán indemnes?
Digo, ¿cuál es el contrato que firma la sociedad con el gran corruptor cuando lo vota? ¿Se llamará ese contrato “roba pero hace”? Entonces, si esa es la regla moral que nos guía, todos podemos robar. Algunos lo harán para su partido, otros para su club, su familia o sólo para sí mismos. Y cuando los ladrones entren a nuestra casa, ¿para qué denunciar, si nosotros mismos hemos dado motivo para que nos vengan a quitar lo que inmoralmente tenemos, porque hemos sido cómplices como sociedad, de la corrupción en que vivimos?
Cuando cruzamos la valla, todas las explicaciones son posibles en este mundo de valores relativos. Hasta la Biblia junto al calefón lo es.
¿Qué será lo que aprendemos como sociedad de los grandes corruptores? Ellos son los maestros que hemos elegido para este momento histórico. Ellos, aún en su ignorancia, nos muestran nuestras debilidades, son nuestro espejo, nos hacen ver que somos ambiciosos, codiciosos, vanidosos y coimeros, como dijo el cardenal primado de la Argentina, monseñor Bergoglio.
Si el péndulo va de un extremo al otro (principio del ritmo), si la Historia se mueve dialécticamente como decía Hegel, ¿ya habremos llegado al summun de la corrupción? ¿O falta más por ver? ¿Los lobos no han satisfecho aún sus fauces? ¿Faltan ver las falsas ovejas mostrando sus uñas?
¿Estaremos como los antiguos romanos, cavando nuestra propia fosa, disfrutando las bacanales, mientras los bárbaros se preparan en las fronteras para hacernos desaparecer? ¿Quiénes serán los bárbaros de la modernidad? ¿Los excluidos sociales? ¿Los dogmáticos? ¿Quiénes restablecerán los valores perdidos por esta sociedad? ¿Quién podrá sacar la cara cuando lleguen, si hemos sido genuflexos ante el poder corrupto?
¿Qué es lo que desean los corruptores? ¿El poder del dinero? ¿Son avaros? ¿Cuál es el propósito de la avaricia? El deseo desenfrenado de riqueza? ¿O la riqueza es sólo un medio para ser los mandones de esta sociedad?
Riqueza y rango es lo que los hombres desean, pero a menos que se obtengan del modo correcto jamás se poseen. Un hombre de honor jamás pierde de vista la virtud. Confucio- libro 4-V.
¿Buscan tener la suma del poder público, con el que puedan hacer lo que quieran, para que todos tengan que arrodillarse ante ellos?
Avidez de poder: el azote de fuego de los de corazón endurecido, el cruel tormento que se reserva para sí el más cruel, la llama sombría de las hogueras vivas. Avidez de poder: ante cuya mirada se arrastra y se inclina el hombre, tornándose más bajo que el cochino y la víbora, hasta que por fin estalla el grito del gran desprecio. Osho- Zaratustra, el profeta que ríe.
¿Son los matadores de la República? ¿Y si la República se alza como el Ave Fénix y termina con ellos?
Lao Tse dijo: “Cuando se olvida el Tao, surge la amoralidad, detrás aparecen la sagacidad e inteligencia (esa que usan los hábiles funcionarios para robar) y crece la hipocresía (la de los que se arrodillan ante los gobernantes corruptos).
Entonces, ¿qué sociedad esperamos tener? ¿Por qué nos sorprende que nos roben si los gobernantes roban y lo toleramos?
Si un Gobierno te quita todo, trabajo, salud, educación, futuro, ¿por qué no puedes tú quitar también? Si un gobernante -que debe ser ejemplo para la sociedad, porque todos debemos mirarnos en él, ya que se entiende que es el mejor de nosotros porque representa los más altos valores de esta sociedad- roba, ¿por qué no podemos robar nosotros que somos menos que ese al que votamos para que nos dirigiera? ¿Ese, al que le entregamos nuestro futuro, nuestras esperanzas?
Lao Tse dice: “Descarta la argucia, renuncia a competir y desaparecerán los ladrones. No hay pecado mayor que la ambición ni infortunio mayor que la avaricia. Mientras más ingeniosos y astutos se vuelvan los hombres, mayores tretas aparecerán. Mientras más edictos se desplieguen, más ladrones habrá. Cuando el pueblo está regido por una mano iluminada, el pueblo es simple. Cuando el Estado está regido por una mano severa, el pueblo es artero. La honestidad se torna en picardía, lo bueno se torna dañino. Hace ya mucho que la gente está desilusionada”. Cuatrocientos años antes de Cristo, ¿qué nos queda a nosotros?
Si estamos gobernados por la ambición y la avaricia, ¿adónde creemos que vamos a terminar? ¿Cuál es nuestro futuro cuando quienes nos gobiernan sólo piensan en llenar sus faltriqueras, tragan sin cesar y nunca están satisfechos? ¿Qué nos espera de la mano de estos modernos Gargantúa?
Confucio dijo: “Si gobiernas por medio de tu excelencia moral y mantienes el orden por medio de tu conducta recta, ellos (el Pueblo) retendrán el sentido de la vergüenza y se pondrán a la altura de tu modelo. Las analectas-libro II.3.2
Como es arriba es abajo. Pero si eres un gobernante corrupto, ¿cómo será tu pueblo?
Si tus aspiraciones son buenas, el Pueblo será bueno. El carácter moral de los que ocupan altas posiciones es la brisa, el carácter de los que están por debajo de ellos, es la hierba. Cuando la brisa sopla sobre la hierba, ésta se doblega. Confucio- libro XII.
¿Por qué escribo estas líneas? Porque “ver lo correcto y no hacerlo es cobardía?” Confucio-libro XXIV.2.
A esta altura de la vida, si no podemos decir lo que pensamos para tratar de vivir en un mundo más sano, cuán pobres de espíritu somos, cuán cobardes somos.
Y si hay algo que no me quiero guardar es el silencio cuando se debe hablar.
Angel Manuel Sosa
Liprandi
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