En poco menos de cinco minutos se comprobaron cuatro situaciones en las que se vio comprometida la integridad física de los chicos de entre 16 y 20 años que ofrecen un bono solidarios de una entidad de bien público de la ciudad.
En los cinco minutos siguientes ocurrió lo mismo y cinco minutos más tarde la situación era casi repetida.
¿Cuál es el punto en cuestión? El semáforo ubicado sobre bulevar Colón (ruta 158) en el cruce de ingreso a barrio Las Acacias, a un lado de la calzada, y barrio Palermo, hacia el otro lado.
Las luces rojas y verdes van frenando y autorizando el paso en nada menos que cuatro direcciones. Y en medio de la calzada, sobre la delgada línea amarilla, los chicos hacen equilibrio para abordar a los conductores a través de las ventanillas.
Mientras tanto, cuando no marchan los que ingresan a la ciudad, lo hacen los que salen. Y cuando ambos están detenidos, ingresan a la calzada quienes vienen de un barrio o del otro.
La escena, con los chicos como protagonistas, se viene repitiendo en los últimos meses. La actividad se había interrumpido, pero se reinició la semana pasada y continúa en la presente.
¿Qué dice la gente que llamó a EL DIARIO? En primer lugar, nadie está en contra de la Asociación de Lucha en contra de la Parálisis Infantil (ALPI) ni de su campaña para recaudar fondos, sino que se cuestiona la manera en que se lleva a cabo y el lugar elegido, fundamentalmente por su peligrosidad.

@ Casa por casa

“¿No pueden los chicos tomar un barrio entre dos de ellos y visitar casa por casa? Tendrían más tiempo para contarnos de qué se trata y creo que venderían más bonos de contribución...”, arriesgó una mujer del mismo barrio Las Acacias, quien agregó que ve a los jóvenes cada vez que va al maxiquiosco “que está frente al semáforo”.

@ Quedan expuestos

Un automovilista que ingresa a la ciudad “todos los días por ahí, viniendo desde Arroyo Cabral”, el problema es que “quien quiere cooperar se para sobre la ruta o, en el mejor de los casos, en la banquina, y el pibe queda siempre expuesto al tránsito que pasa muy cerca a su espaldas”.
“En las horas pico se arman algunos embotellamientos que te hacen esperar tres veces el cambio del semáforo. Y uno ve que el peligro está al acecho...”, agrega.
Como sea, los relatos que efectúan fueron constatado en el lugar por un cronista.
Habrá que usar la imaginación para que la causa solidaria continúe sin que haya que lamentar males.